12.

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La respiración de Harry se vuele pesada, y con ello da un pequeño suspiro haciendo que uno de mis mechones rubios caiga sobre mi nariz, trato de soplar hacía él, pero para mi mala suerte un cabello logra entrar en mi nariz, provocando una comezón terrible. No quiero rascarla ya qué mi mano se encuentra debajo de la de Harry y eso provocaría despertarlo.

La comezón se vuelve aún más fastidiosa y no lo soporto; estornudo y eso hace que de un pequeño salto sobre mi lugar, e inmediatamente Harry se mueve un poco.

Quiero golpearme por aquello, pero ya es demasiado tarde así que cierro mis ojos y trató de hacerme la dormida. Puedo escuchar un bostezo de su parte, se queda quieto unos segundos, pero entonces siento como su cuerpo se exalta un poco y yo sigo fingiendo.

Aunque no lo vea puedo sentir su mirada fija en mí, y no creo que sea una mirada de amor. Lentamente empieza a deslizar su mano sobre la mía, la quita y se mueve de su lugar rápidamente.

Escucho como sube sus jeans sobre sus piernas y desliza el cierre en ellos. Abro mi ojo izquierdo disimuladamente y veo como sale rápidamente por la puerta de madera. Aprovecho que estoy sola y estiro mi cuerpo sobre la cama, es inevitable que una sonrisa se dibuje en mi rostro, entonces me siento y mi cabello enmarañado cae a un costado mío, sacó mis pies de la cama y me dirijo al baño principal.

(...)

*Narra Harry*

Bajo las escaleras lo más rápido que puedo, me siento incómodo por la manera en la qué desperté y sin duda me sentiría aún más estúpido si Camille se hubiese dado cuenta. Maldita vida.

Juro por Dios que no sé cómo es qué terminé abrazado a ella. Ugh.

Toda esta mierda comenzaba a fastidiarme, empezando por Camille; la boda, nueva ciudad, sus estúpidas confesiones de amor, sus lloriqueos, lo de ésta mañana y claro, terminando por su estúpida prima Támara, no lleva ni tres días aquí y ya no la soporto, como si no supiera que ella también me detesta.

Bajo el último escalón y me dirijo hacía la cocina, apoyo mis manos contra la mesa de concreto y suspiro. Estoy enojado, frustrado, desesperado y no sé cuánto tiempo podré aguantar todo este alboroto.

-¡Buenos días! -Exclamó Camille. Me fastidiaba que siempre estuviera riendo, aún sin razón alguna-

Pero ahora solo de verla creo que me sentía enojado, sigo sin creer lo de ésta mañana. Podría jurar que ella tuvo algo que ver.

-No le veo los buenos. -Mi voz sale ronca y Camille me mira-

-Casi lo olvidaba, tú siempre estás de mala humor. -Dijo con obviedad, y la fulmino con la mirada-

-Cierra la boca. -Advertí- ¿Cuándo se irá Támara? Me es incómodo estar alrededor de dos Foster.

Ambos nos miramos y pareció que mis palabras la hubiesen enfurecido. Eso es lo que quería.

-Oh, que pena, se irá cuando ella quiera, así que tendrás que aguantarte. -Maldita Camille, me la regresó-

-¿Y dónde piensas dormir? -Sonreí con malicia-

-Pues no sé tú, pero yo dormiré en la cama. El sofá es cómodo. -Habló con superioridad, y mi sonrisa de borró automáticamente-

¿Pero qué...? ¿A caso me estaba devolviendo cada uno de mis insultos?

-Ugh. Como sea. Me iré a trabajar.

Di media vuelta y salí por la puerta principal dando un gran portazo. ¿Por qué le di explicaciones? Mierda.

Camille. |h.s|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora