10.

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Camille bajaba lentamente las escaleras, se preguntaba una y otra vez de dónde había sacado esa energía para hablarle de la manera en que lo hizo con Harry. Se sentía inquieta, nunca había abofeteado a alguien.

Miró a su derecha y verificó una pequeña tarjeta tirada en la puerta de entrada, se acercó a ella y la tomó, al darle la vuelta apreció que no era cualquier cosa, sino una tarjeta donde contenía el nombre de Liam, y debajo de ello estaba su número telefónico.

No se molesto en pensar porqué razón estaría ahí tirada. La observó y la guardó en su bolsillo del pantalón, sin duda lo llamaría, pero ahora se sentía insegura. Liam era el famoso amigo de Harry, él se lo comentó el día qué la había traído a casa, pero jamás dijo su nombre.

De un momento a otro Harry bajaba las escaleras, su mirada producía enojo, y Camille sabía que no tardaría en empezar otra pelea.

—Támara vendrá mañana. —Anunció molesto—

Támara era la prima de Camille, repentinamente vendría a Nueva York ya qué Hershel sabía que las cosas no estaban bien entre Harry y Camille. Y de alguna u otra manera Támara podría apoyar y ayudar a su prima cuándo más lo necesite.

—¿Qué? ¿Cómo lo sabes? —Habló con entusiasmo—

—Hershel acaba de llamar, tú irás a recogerla.

—Me parece genial.

—Y por lo que más quieras, no empieces a contar nuestros problemas. —Dijo fríamente—

La chica lo miró por un momento, pero al instante su mirada se decepcionó.

—No es algo de lo que me deba sentir orgullosa.

—Es bueno qué lo sepas. —Sonrió falsamente, mientras se ponía su chaqueta—

—¿Vas a salir?

—No te interesa.

Harry dio media vuelta y salió por la puerta principal. Por parte de Camille, ella sólo se quedó callada.

(...)

Ya era medio día, el vuelo de Támara había aterrizado hace diez minutos, por lo cuál Camille iba en camino al aeropuerto.

Harry no había llegado a casa la noche anterior, no era extraño para Camille, pero tampoco se sentía bien con ello.

El taxi que la llevaba la dejo frente al aeropuerto, la chica bajó del auto y comenzó a caminar. Entre tanta gente no podía distinguir a Támara; Estatura media, piel bronceada y cabello negro.

Trató de llamar a su celular pero la llamada no entraba, al cabo de cinco minutos la gente iba desapareciendo y fue ahí donde pudo percibir a una delgada chica.

—¡Támara! —Gritó y comenzó a correr hacia su prima—

—¡Cam! —La pelinegro gritó, haciendo que Camille sonriera más—

Camille tomó en sus brazos a la chica, así haciendo más fuerte su abrazo. Luego de unos segundos Támara soltó una carcajada y ambas de separaron.

—Ah pasado un tiempo desde que te vi, ¿Cómo estás? ¿Cómo es tu vida de casada? ¿Qué ha pasado? Quiero saberlo todo. —Exclamó Támara—

—Valla, son demasiada preguntas —rió— Pero te contaré todo cuando lleguemos a casa.

—De acuerdo.

—¿Cómo esta mamá y el tío Hershel?

—Bien, claro, desde luego no es lo mismo qué cuando tú estabas en casa. —hizo una mueca—

Camille. |h.s|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora