—¿Qué ha dicho Hershel? —Preguntó Harry parándose frente a Camille—
La rubia levantó la cabeza y lo miró, una sonrisa de hipocresía cruzaba por los labios de Harry.
Camille se estaba dando cuenta de quien en realidad era Harry, de con quien se había casado. La ira estaba empezando sobre ella.
Camille ya no sería ingenua, ya no más.
—Te he defendido si eso es lo que te preocupa. —Por primera vez estaba siendo dura con Harry, con el chico al cuál ella ama—
Harry notó enfado en la voz de Camille, y eso le sorprendió un poco. Y si ella quería seguir con su estúpido juego de enamorados, Harry haría hasta lo imposible para destruirla y dejarle en claro que lo suyo sólo es una fantasía tonta.
Pero ahora ella le demostraba que no se dejaría insultar y tratar mal por él y ni por alguien más.
—Sí, lo sé. Es bueno saber que harías cualquier cosa por mí. Algún día Dios te lo recompensará. —El rizado le sonrió de lado, le estaba dejando en claro quien era quien mandaba en esa falsa relación—
Camille se paró de su asiento y lo miró fríamente, era obvio que ya se había dado cuenta de quien en realidad era Harry.
—Eres un...
—¿Un qué...? —Harry la interrumpió, y la retó— ¿es así es como tratas a tu querido esposo? —Dijo y con su dedo índice acarició la mejilla de Camille, esta al sentir el contacto con el de Harry, solo le empujó la mano y lo miró mal—
—Eres un infeliz, eso es lo que eres. Te aprovechas de lo que siento y haría por ti. —Dijo con resentimiento— Pero ¿Sabes? Ya no más, ya no seré la misma ingenua que te aguantaba tus desprecios. —Su voz se hizo dura, y fria—
—¿Eso crees querida? Porque yo no pienso lo mismo. —Volvió a tocar su mejilla— Eres como un perro fiel Camille, a pesar de que te traten mal, siempre estarás ahí, como un gran perro fiel. —Sonrió—
Efectivamente, eso le había dolido a Camille, estaba tratando de ser fuerte y seguiría haciéndolo, pero no quería romper en llanto frente a Harry.
—¿Por qué eres así? Si tú quisieras, esto sería totalmente diferente. —La rubia le susurró e hizo un ademán con sus manos—
—Lo dudo. Pero esa no es la cuestión Camille. Podría haber otras opciones.
—¿Qué? ¿Cómo cuáles? —Preguntó inocentemente Camille—
—Tú podrías desaparecer de mi vida y buscar a alguien que te de lo que yo no quiero darte.
Los ojos de Camille se abrieron como platos, ¿Cómo se atrevía a proponerle algo así? Creció aún más la ira que llevaba dentro, y antes de pensarlo su mano viajó directo a la mejilla de Harry, este fue más rápido y la tomó por la muñeca.
—No Camille, ¡no te atrevas! —Gruñó—
—Sueltame, me lastimas —Soltó un sollozo, y con ello todas las lágrimas acumuladas—
—¿Después de hacerte la fuerte te haces la débil e inofensiva?
—Ponte en mi lugar por un momento, haría cualquier cosa por ti... Pero es evidente que tú no harías lo mismo. —Sorbió la nariz—
Harry la miró con lástima y soltó su brazo, ella seguía llorando desconsolada, era increíble la forma en la que Harry podía hacerla sufrir.
Este la miró una vez más, se dio medía vuelta y caminó hacía las escaleras, dejando sola a Camille. Ella tomó su manó y con la otra la empezó a acariciar.
La tensión en casa era vidente, Camille no quería estar ni un minuto mas ahí. Así que agarró su pequeño bolso y salió de de la casa. Empezó a caminar sin rumbo alguno, lo que menos quería era estar aprendiendo cada una de las calles por donde salió, sólo quería despejarse de todo.
Después de media hora, salió de una tienda de helados, caminaba hacía una pequeña banca situada en el centro de un parque, mientras comía de su helado de fresas.
Estaba sola, y le pasó por la cabeza que tal vez ella estaba mejor así, sin compañía. Al igual pensó que también tal vez ella no estuvo destinada para amar a alguien, solo para estar sola.
Se sentó y suspiró, su vida no estaba siendo fácil, y ella mejor que nadie lo sabía. Ella seguía comiendo de su helado, pero un suspiro provenido de alguien hizo que ella volteara a su derecha, un chico joven demasiado apuesto, por así decirlo se sentó a lado de Camille.
Esta lo miró raro, él joven volteó y también la miró.
—Oh, lo siento... —Se levantó de la banca— ¿Está ocupado?
—¿Qué? Oh, no, no... —Habló rápidamente Camille— Puedes sentarte.
—Gracias.
Alrededor de cinco minutos ambos ya estaban incómodos, no sabían si hablar o quedarse callados. Por parte de Camille no quería hablar, le era extraño ese joven, no sabía nada de él.
De alguna u otra forma aquél joven fue el que inició una corta conversación.
—Hmm.. Hola.
Camille lo miró, y se le hizo un poco tonto la forma en la que aquél extraño inició la platica.
—Hmm.. Hola. —Sonrió la rubia—
—No eres de aquí ¿cierto?
—Oh, no... Soy de... —Se quedó callada por un momento— Espera, ¿cómo sé qué no eres un secuestrador o algo por el estilo?
—Porque si fuera un secuestrador ya te hubiese amenazado con un arma o que se yo que utilicen los secuestradores. —Hizo una mueca—
Su comentario hizo que ambos soltaran una carcajada. Entonces eso le dio buena espina a Camille.
—Tienes razón... Soy de Houston. ¿Por qué lo dices? —Sonrió—
—Pude notarlo —Sonrió— ¿y cómo te llamas?
—Okay.... Camille, Camille Foster. —La rubia tendió su mano hacia aquél joven— ¿Y tú cómo te llamas? —Él tomó mi mano la acercó a su boca, depositando un beso sobré ella—
—Liam, Liam Payne.