Camille. |h.s|

3.

—Despierta... —La rubia le susurró al oído de su marido que aún estaba dormido— Despierta Hazz..

—Hmm.. —Gruñó el rizado, mirando su celular— ¿Qué te pasa Camille? Son apenas las 9:00 a.m. Dejame en paz.

Harry se giró sobre la cama, dándole la espalda a su esposa. Al momento de girar, Camille pudo observar la macha color rojo-morado sobre el cuello de éste. Algo dentro de ella no quería creer lo que pensaba, no le diría nada, tal vez él se rascó hasta provocar aquello. Pero tampoco era ingenua.

—Necesitamos hacer las compras, no hay nada de comer. —Habló como si no hubiese visto nada—

—Ve tú, no te pasará nada. —Refunfuñó Harry—

—No sé conducir... ¡Por favor Hazz! —Suplicó— ¡Por favor!

—Agh, está bien, está bien.

Harry se levantó de la cama, tomó su pantalón entallado junto con una camiseta nueva y se la colocó, metió sus pies dentro de sus botines color café y caminó hacía la puerta de la habitación.

—Vamos, muevete.

La rubia se levantó y le sonrió. Ambos salieron de casa y subieron al automóvil. El camino fue corto, y Camille no paraba de mirar a Harry, eso le incomodaba a él.

—Vamos, bájate y deja de mirarme ¿quieres? —Hizo una mueca de disgusto—

—Es inevitable, pero está bien, sólo porque ya llegamos. —Le sonrió alegremente—

La pareja entró al supermercado. Tomaron una canastilla para empezar a buscar pasillo por pasillo lo que su nueva casa necesitaba.

Camille metía las cosas necesarias, y por otro lado, Harry caminaba apartado de ella, mirando a cada chica que se le cruzaba por su camino, dándoles miradas coquetas. Al término de sus compras, ambos salieron del supermercado.

—¿Qué te parece si vamos al parque? -sugirió Camille—

—Si es lo que quieres, está bien.

Harry y Camille subieron al automóvil y manejaron al parque más cercano a su casa. Al cabo de diez minutos llegaron.

(...)

Los dos caminaban por el césped, Camille hablaba de todo y Harry sólo decía un simple 'Aja' o un 'Si' a todo. La chica sentía que todo se encontraba bien, que no había problemas en su matrimonio, pero todo iba de mal en peor, y ella, eso no lo notaba.

Camille dejó de platicar y bajó la mirada hacía el piso. Pasó su mano por la de Harry y la entrelazó con la de él.

Harry al sentir una delicada y pequeña mano junto a la suya, frunció el ceño.

—¿Qué haces? —Su voz tenía un poco de enojo y confusión—

—Tomar tu mano, eres mi esposo. Además es algo lindo ¿No crees? —Sonrió como una pequeña niña sonrojada—

—No, es algo tonto Camille. —Dijo duramente—

—¿De qué hablas? —Quizo reír, pero Harry seguía con una mueca de disgusto y ella borró su sonrisa al instante—

—Hazz, no tiene nada de malo, mucha gente hace lo mismo todo el tiempo amor.

—¡No! —Gritó y la gente que se encontraba a su alrededor los volteó a ver— Es algo estúpido... Y no me llames "Hazz" Lo odio Camille, como también odio que siempre estés hablando, y no te calles ¡Que siempre estés tomando fotos estúpidas a todo el mundo!

Explotó en gritos, y Camille se sentía avergonzada de si misma. Era obvio, ahora todo el parque completo los veía sólo a ellos dos.

—Yo, y-yo... —Trató de hablar la chica, pero Harry la interrumpió—

—Cállate, no hables más, te lo advierto, Foster. —Gruñó en un susurro—

—¿S-sabes... —No dijo más, ya que Harry presionó sus dedos sobre los labios de Camille, pero a los diez segundos los soltó— T-todos nos ven...

Camille volvió a hablar y eso hizo que Harry lanzara maldiciones a lo alto.

—¡Eres insoportable! ¡No te soporto! -Le gritó—

Harry dio media vuelta y caminó furioso hacía el automóvil, abandonando a Camille en medio del parque completamente sola. Ella se percató de eso, y se caminó a lado de un árbol, recargándose sobre él. Las lágrimas amenazaban con salir.

—¿Sé encuentra bien señorita? —Le preguntó un señor de edad adulta, aproximadamente setenta años—

—Oh, s-si, a veces él cambia de humor... —Habló entre cortado, refiriéndose a Harry—

(...)

Después de media hora, Harry volvió al mismo parque, por desgracia tenía que recoger a Camille. —Pensó él—

Camille tenía la esperanza de que el volvería, entonces volteó y lo vio, rápidamente se puso de pie para dirigirse hacía él.

—Sube. —Sentenció—

—Harry... —Susurró—

—¿Qué quieres? —Gruñó—

—¿Me amas?

Ella estaba segura de que él la amaba... O eso quería pensar.

—Sube al auto Camille...

—Eso no es lo que yo pregunté... —Él se quedó callado, y su silencio se lo dijo todo—

Harry no la amaba, nunca lo hizo.

Y entonces ella se dió cuenta, había abierto los ojos, después de cuatro años lo hizo.

Los ojos de Camille se inundaron en lágrimas, caminó lentamente al auto y se subió sin articular ninguna palabra. Estaba desecha.

Al llegar a casa la chica guardó todo lo que habían comprado y tomó asiento en el gran sofá, miró su mano y observó que aún llevaba su anillo de bodas. Lo agarró con sus delgados dedos y lo deslizó para quitarlo y dejarlo en la mesita de estar.

Sus lágrimas comenzaron a salir automáticamente.