7.

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—Es un gusto Liam. —Por alguna extraña razón, las mejillas de Camille tomaron un color rojo—

—El gusto es mio. —Sonrió mirando fijamente a la rubia—

Camille era una chica bella, cualquiera podía notarlo... Y Liam lo notó. Sin duda aquél chico ya se sentía atraído hacía Camille.

—Y dime, ¿Vives cerca de aquí? —Preguntó Liam—

—No exactamente, la verdad es que no sé el camino de regreso a mi casa. —Dijo apenada—

—Valla, eso si es realmente malo. —Hizo una mueca— ¿Pero sabes el nombre de la calle de tu casa o algo por el estilo?

—Oh, sí... Es en Lexington Avenue —La rubia lo miró con esperanza—

—No es gran información pero se dónde es. —Rió— Es más, tengo un gran amigo que vive por esa zona, hace poco se mudó.

—Oh, que bien.

—Sí, te llevaré a casa, andando. —Se levantó de la pequeña banca—

—No quiero causar molestias —Camille se sentía nerviosa al saber que Liam la llevaría a su casa—

—Descuida, no es problema para mí. Me queda de paso a mi trabajo.

—Bien —La chica le sonrió amablemente—

Ambos caminaron por el pasillo del parque. Los dos estaban callados, y el silencio era incomodo. Liam sólo miraba de reojo a Camille, en verdad se sentía atraído, le gustaba.

Camille sólo jugaba con sus manos, le parecía simpático Liam, pero definitivamente no sentía nada por él. Ella sólo quería y amaba a un hombre. Harry.

Alrededor de cinco minutos, llegaron a lo que parecía un estacionamiento, fue ahí donde quiso hablar Liam.

—Ese es mi auto, —Sesonriero a un automóvil color gris— Ven.

Camille siguió a Liam, este sacó las llaves de su pantalón y desactivó la alarma. Abrió la puerta y esperó a que Camille subiera. Ella por su parte subió lenta y nerviosamente. Después de que la rubia subiera, él cerró la puerta y dio media vuelta y también subió a su auto.

—Es muy lindo. —Habló Camille mirando detalladamente el automóvil—

—Supongo que gracias —Ambos se miraron y sonrieron— Trabajé mucho para conseguirlo.

Liam encendió el automóvil y empezó a manejar.

—Te creo, pero valió la pena ¿No crees?

—Desde luego... Y dime, ¿Tienes novio, eres soltera o vives con tus papás? —Dijo nervioso, temía por lo que Camille le diría—

Esa pregunta no se la esperaba, pero tenía que decirle la verdad, en otra ocasión orgullosa diría que estaba felizmente casada. Pero sin duda le dolía saber que ella estaba casada sin ser amada.

Había pasado un rato agradable, pero la realidad apareció.

—Y-yo... Estoy casada, —Bajó la cabeza—

Su respuesta golpeó duramente a Liam en la cara, sin duda no se esperaba esa respuesta. Él ya no tenía oportunidad, eso era claro.

—Oh, ¿En serio? Que bien —Quizo actuar normal, y no dolido— te vez muy joven ¿Cuántos años tienes?

—Tal vez soy joven, pero tengo veinte y soy feliz. ¿Y tú? —Sonrió triste—

—Tengo veinticuatro, y estoy soltero por el momento.

—Que bien. —Camille le sonrió con inocencia—

Sin pensarlo en camino fue demasiado corto, Liam no sabia exactamente en que casa vivía, y Camille no quería decirle. Sólo le pidió amablemente que la dejara una cuadra antes. El castaño apagó el auto y miró a Camille.

—Mi dio mucho gusto conocerte Camille. —Le dio una sonrisa sincera—

—Igual a mí, en verdad. Muchas gracias por traerme.

—No hay de que agradecer.

—Adiós Liam —Lo miró—

—Adios Camille.

Él la miró y ella bajó la cabeza. Abrió la puerta del automóvil y salió rápidamente. Caminó sin voltear atrás, ya que sabía que si lo hacía moriría de vergüenza.

Siguió con paso acelerado, y después de dos minutos observó la casa color blanca. Volvió a su depresión y tristeza.

No quería entrar pero debía hacerlo, le gustara o no. La rubia se acercó a la puerta de madera y de su bolso sacó una pequeña llave, la introdujo y la abrió. Sacó la llave del picaporte y la volvió a guardar en su bolso.

Al entrar una mezcla de tristeza, odio, desamor la invadieron. Era inevitable que las lágrimas aparecieran. Caminó por la sala y sobré el gran sofá se encontraba una camiseta de Harry. La tomó entre sus manos y abrazó a ella, el perfume de su esposó entró a sus fosas nasales, y para Camille era el aroma más rico que pudiera oler.

Unos ruidos provenientes de la planta alta hicieron que dejara la camiseta de Harry donde estaba. A paso lento subió las escaleras hasta llegar a la habitación de huéspedes.

Abrió la puerta y para su sorpresa encontró a Harry con una maleta sobré su cama. Él metía y metía cosas dentro de la maleta. Miró de reojo a Camille, pero él seguía guardando sus cosas.

Camille se sorprendió bastante, no quería pensar lo que ella creía. Harry metió una última prenda y cerro la maleta.

—¿Q-qué estás haciendo? —Lo miró aterrada, y su voz se entre cortaba—

—Es obvio, me voy de aquí, y lejos de ti. —Habló duramente—

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El llanto me invade :''((   No olviden votar y comentarMuchos besitos :***

Camille. |h.s|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora