CAPÍTULO 21

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― ¿y si no quiero hacerlo? ―preguntó la avaricia de pronto

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― ¿y si no quiero hacerlo? ―preguntó la avaricia de pronto.

Ban le brindaba una mirada anhelante al gato, pidiendo silenciosamente que no se alejara de él.

―entonces, te obligaré ―respondió la peliverde con frialdad.

Kaira intentó levantarse nuevamente, pero el cansancio y las heridas en su cuerpo le ganaron, sintió un pequeño mareo que la obligó a permanecer acostada en el suelo.

¿Por qué Ban no se iba y la dejaba descansar?

―soy muy terco, ¿sabes? ―dijo el inmortal sin quitarle la mirada de encima al gato.

La joven dio un largo suspiro con evidente cansancio. Ya no quería seguir con el tema, quería descansar y olvidar. No tenía las fuerzas necesarias para lidiar con el zorro en ese momento.

―eres un fastidio, ¿sabes? ―dijo el gato claramente molesta―, ¿Por qué no vas a hacer lo que te ordenó el capitán y dejas de molestarme?

La peliverde cerró los ojos para dormitar unos minutos, aunque con el cansancio que sentía, creía necesitar horas.

Sintió como el pecado de la avaricia se ponía de pie y daba un suspiro de resignación. Al fin se iría, pensó el gato. Pero sus suposiciones habían sido incorrectas, ya que a los segundos después sintió como unos brazos la tomaban y cargaban como si no pesara nada. El pecado de la seducción abrió los ojos de golpe ante la sorpresa y se encontró cara a cara con la mirada preocupada de Ban.

―estas muy herida ―susurró la avaricia muy cerca del rostro de la joven.

―bájame zorro ―demandó la seducción con tono amenazante.

El inmortal negó con la cabeza, no la dejaría sola e indefensa en la mitad de las ruinas de la ciudad. Además, el gato no podía protestar demasiado, ya que no tenía las fuerzas necesarias para oponerse al no muerto.

El zorro avanzó con Kaira en brazos mientras esta lo insultaba e intentaba soltarse de su agarre. Sin embargo, Ban no estaba dispuesto a ceder ante las pataletas de la joven. Luego, pasó a cargar a la peliverde por sobre su hombro izquierdo.

― ¿Qué? ¿Bájame zorro idiota? ―demandaba la seducción a la avaricia.

El inmortal, ignorando los alegatos de la ojos de gato, se acercó a donde se encontraba un malherido Gilthunder.

―con permiso ―dijo tomando al caballero sacro con su mano libre y arrastrándolo.

―oye, oye... ―dijo la peliverde al ver lo que hacía el zorro. Ban, lanzó con fuerza a Gilthunder hacia el monstruo con el cual forcejeaba Diana― has rebasado los límites de la estupidez, zorro ―terminó de decir el gato con incredulidad.

Los gritos de Margaret y Vivian se hicieron presentes ante aquel lanzamiento. El cuerpo de Gilthunder azotó contra el monstruo, liberando a Diana de aquel forcejeo.

EL GATO DE LA SEDUCCIÓN [BAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora