CAPÍTULO 11

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Kaira llegó hasta un gran árbol en medio del bosque, trepó por este hasta la cima y se sentó en una rama con la mirada perdida en el cielo.

¿Qué había pasado?

Kaira se encontraba preocupada. Tal vez, al inicio, estaba molesta con Ban por haberle arrancado el corazón aquel caballero sacro, pero ahora se daba cuenta que en realidad estaba molesta con ella misma. La peliverde se sentía frustrada porque sabía que poseía el poder necesario para haber salvado a Dale, sin embargo, no pudo hacerlo. Simplemente se quedó estática sin poder soportar el dolor que le causaba escuchar el alma de aquel caballero sacro. El gato de la seducción se sentía débil e indefensa, cosa que no le agradaba para nada, y no lograba saber porque se sentía de esa manera.

―Ancestros, por favor, necesito su ayuda ―dijo la peliverde con tono suplicante.

De pronto, una luz brillante se posó delante de ella. El gato de la seducción se puso de pie en la rama sorprendida. La luz comenzó a brillar intensamente. Kaira, al verlo, hizo una reverencia mostrando sus respetos a la luz que tenía delante de ella.

―Gran Ancestro ―susurró sorprendida.

―¿Por qué te ves tan sorprendida? Tú fuiste quien me llamó ―dijo aquella luz en un idioma incomprensible para cualquier ser, menos Kaira.

La voz que se escuchaba era suave y pacificadora. No se podía decir si pertenecía a un hombre o mujer, ya que solo era un espíritu guardián sin cuerpo físico. Aún así, aquella voz transmitía paz y tranquilidad a quien la escuchara, entendiera o no, lo que decía.

―nunca habían respondido mí llamado ―dijo Kaira con la mirada fija en la luz.

―nunca nos habías llamado con tanta fuerza ―contestó―. Dime, ¿Qué es lo que te preocupa?

―¿Qué me está pasando, Gran Ancestro? En la pelea con Dale fui totalmente inútil, no pude hacer nada, solo mirar ―dijo la peliverde con voz desesperada.

―has estado mucho tiempo lejos de tus orígenes, Kaira, necesitas volver ―dijo el Gran Ancestro―. Has perdido muchas de tus conexiones con el mundo espiritual y por eso no puedes controlar el dolor que causa el llamado de un alma desesperada.

―entonces, ¿Debo ir a ese lugar?

―sé el dolor que causa en ti, pero es necesario. Pronto se dará inicio al ciclo de la Luna Roja y debes estar ahí para el ritual. Reconéctate con tus recuerdos más profundos. Con tus sentimientos y emociones. No suprimas el dolor, Kaira, déjalo salir ―dijo aquella luz, mientras giraba alrededor del Gato de la Seducción―. Libera tu alma, solo así podrás recuperar lo que has perdido.

La luz dejó de girar alrededor de la peliverde y se elevó al cielo, desapareciendo en su camino. El pecado de la seducción se quedó mirando a un punto incierto, sopesando las palabras del Gran Ancestro.

TABERNA "EL SOMBRERO DE JABALÍ"

Meliodas y los demás habían llegado a la taberna. La gigante había preguntado por el paradero de Kaira, pero nadie supo decir donde había ido. Ban se encontraba preocupado, la mirada de la peliverde lo había dejado pensando que, tal vez, ella no volvería. Aunque Meliodas había dicho que no debían preocuparse, que el gato estaría bien y que seguramente regresaría pronto a la taberna.

Elizabeth se había acercado a Gowther para preguntarle si la ayudaba a vencer a los caballeros sacros y la cabra aceptó porque era su deber como uno de los siete pecados capitales. Después de eso, incitados por Meliodas, los pecados se pusieron a beber para celebrar, aunque siempre bebían sin importar la razón.

EL GATO DE LA SEDUCCIÓN [BAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora