La aparente derrota de los caballeros sacros contra el demonio Hendrickson parece ser inminente. Ya nadie queda en pie. Incluso los legendarios siete pecados capitales han caído. ¿Acaso nadie puede vencer al demonio que alguna vez fue defensor de Liones?
Hendrickson camina entremedio de los heridos alardeando de sí mismo, cuando se da cuenta que, efectivamente, hay alguien en pie.
Meliodas se había colocado frente a Elizabeth para protegerla del ataque. Las evidentes heridas en su cuerpo dejaban ver que estaba dando su ultimas fuerzas por proteger a la tercera princesa de Liones. De repente, el legendario capitán cayó agotado y sin fuerzas frente a la princesa.
Hendrickson observaba la escena, mientras Elizabeth y Meliodas se llamaban entre sí.
―Elizabeth... huye... ―le pide el capitán de los siete pecados a la princesa.
―no me iré, no voy a dejarlo ―dice la princesa en respuesta.
Hendrickson levantó su brazo derecho y cientos de círculos negros comenzaron a aparecer a su alrededor.
―Meliodas, en verdad eres un hombre peligroso ―cerró su mano derecha en un puño y todas aquellas sombras negras comenzaron a agruparse. ―en la oscuridad más profunda que absorbe la noche serán consumidos.
Todos, miraban con impotencia la escena, sin poder hacer nada para ayudar al capitán de los siete pecados.
Diana, King, Ban y Kaira intentaban moverse, pero les era imposible, el estado de sus heridas les impedía hacer el más mínimo esfuerzo, tan solo débiles palabras salían de los labios de los pecados.
―si deseas matarlo, mátame también ―dijo Elizabeth a Hendrickson con lágrimas de impotencia y tristeza en los ojos.
―¡Camino sin fin! ―dijo Hendrickson lanzando su ataque.
Una enorme bola de oscuridad se dirigió hacia el cuerpo de Meliodas que yacía sin fuerzas en el suelo frente a la princesa.
Se escuchó el grito de Gilthunder y las suplicas de la princesa Elizabeth ante en inminente ataque.
―ahora ya nadie puede salvarte ―dijo con seriedad Hendrickson.
―¡Claro que sí! Sir Hawk lo salvará, sonso ―dijo el cerdito con valentía.
―maestro, no ―dijo Ban.
―no, Hawk, que crees que haces ―le regaño Meliodas al cerdito parlante.
―detente, no ―rogó la princesa.
Gran Hawk, no lo hagas ―suplicó la peliverde mientras veía la escena con frustración.
Y lo que más se temía, pasó. Una luz cegadora cubrió el lugar y tan solo se alcanzó a ver como la técnica demoniaca de Hendrickson impactó en el cerdito. El polvo cubrió todo, debido a la gran explosión de poder que se había manifestado.
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EL GATO DE LA SEDUCCIÓN [BAN]
Fiksi PenggemarEn la intensa búsqueda de los siete pecados capitales, para así salvar al reino de Liones. Se conoce la existencia de un octavo pecado jamás antes visto. Junto a este nuevo pecado, el equipo está listo para enfrentar la inevitable Guerra Santa, no s...