CAPÍTULO 9

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Los Rugidos del Alba, Ban, King y Meliodas se encontraban sorprendidos al ver que aquel joven era en realidad el pecado de la lujuria. Kaira, por su parte, estaba a punto de saltar de alegría por al fin volver a encontrarse con Gowther.

―efectivamente, yo soy Gowther, la cabra ―dijo el pelirosa.

Kaira no pudo aguantar más y pegó un grito de emoción. Todos se voltearon a verla confundidos.

―lo siento, lo siento, es la emoción ―dijo la peliverde con una gran sonrisa en su rostro.

Más felicidad no le cabía en su pecho.

Pero ¿Por qué estaba tan feliz? La respuesta era simple. Durante el tiempo en el que Kaira se unió a los pecados, con el único que podía compartir más era con Gowther, ya que no le afectaban sus poderes mágicos. Ni siquiera Meliodas podía acercarse mucho a Kaira en ese entonces. Por lo tanto, Kaira desarrollo una fuerte amistad con el pecado de la lujuria, aunque este no lo entendiera y la peliverde no lo admitiera.

―taran, entonces ¿Qué contiene esa armadura, eh? ―preguntó Ban apareciendo al lado de Gowther―. Por tu forma de hablar siempre creí que había un anciano adentro.

―por la mirada, la forma de caminar, tono, actitud y la cicatriz en tu mejilla. Eres Ban, el muerto viviente, ¿verdad? ―preguntó Gowther.

Ban soltó una carcajada.

―lo compro, tú eres Gowther.

Kaira dio un saltito y se lanzó a abrazar a la cabra de la lujuria.

― ¡estoy tan feliz de verte! ―dijo emocionada.

El pelirosa correspondió el abrazo con su habitual inexpresión. Ban, por su lado, frunció el ceño ante la emoción de la peliverde.

―por tus ojos, efusividad y complexión física. Tú debes ser Kaira, el gato de la seducción ―la peliverde asintió feliz―, aunque tu cuerpo ha aumentado de tamaño desde la última vez que te vi.

Kaira se puso roja ante la observación del pelirosa, algo muy extraño en ella. Ban frunció el ceño aún más, pensando en porque le había dicho ese tipo de cosas. La peliverde se observó un momento y luego sonrió nerviosa.

―me tomaré eso como algo positivo, creo ―dijo lo último casi en un susurro.

― ¿también son uno de los pecados capitales? ―preguntó una mujer de la orden de caballeros refiriéndose a Gowther y Kaira.

―creí que el octavo pecado era un mito ―dijo el arquero.

― ¿decepcionado? ―preguntó Kaira con su típico aire coqueto.

El caballero del arco se puso nervioso. Como siempre, Kaira lograba seducir hasta el más serio de todos. Ban volvió a fruncir el ceño.

―el chico que los acompaña es la viva imagen del Meliodas que conocí ―interrumpió Gowther.

―es correcto, yo soy el capitán Meliodas, Gowther ―dijo Meliodas.

―mocoso, ¿tú eres el capitán de los siete pecados capitales? ―preguntó el de cabello blanco alterado.

―sí, sí, es el capitán ― Y un pervertido, pensó Kaira.

―te oí ―dijo Meliodas con una mirada acusadora al gato. Esta le sonrío divertida.

―no lo comprendo ―dijo Gowther mirando a Meliodas.

―es una historia complicada ―susurró Kaira para sí misma.

―Kaira ―la reprendió Meliodas.

―me callaré.

Ban borró su ceño fruncido y volvió a su habitual actuar despreocupado. Se movió ligeramente alrededor de Gowther, colocándose en medio del gato y la cabra.

EL GATO DE LA SEDUCCIÓN [BAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora