CAPÍTULO 6

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Kaira había ayudado a King a llevar al zorro a su habitación, ya que Meliodas había desaparecido tras la princesa. La joven se quejó de lo pesado que era Ban y que le deberían un favor por hacerlo. El rey hada se disculpaba a cada paso por no poder ayudar más. Una vez llegaron a la habitación, la joven lanzó a Ban como costal de papas a la cama. El zorro se quejó levemente, pero no despertó.

―si tengo que cargarlo una vez más, yo ocuparé la cama― se quejó la joven estirando su cuerpo.

―gracias Kaira, lamento que hayas tenido que hacerlo― dijo King apenado.

La chica ojos de gato le sonrió al hada y le guiño un ojo. King nuevamente se sonrojo, así que escondió su rostro en Chastiefol. Kaira salió de la habitación y se encontró con Meliodas quien le dijo que lo siguiera para mostrarle donde dormiría. Al llegar arriba, la joven salió al balcón y se puso a observar las estrellas.

―creo que más adelante tendré que ampliarme ―comentó el capitán de los siete pecados capitales.

―es una buena idea, capitán ―dijo la chica, mientras se sentaba en la orilla del balcón.

―oye Kaira ―dijo Meliodas, sentándose al lado del gato de la seducción―, no te agradecí por lo que hiciste por mí en Vaizel.

Meliodas había cambiado totalmente su semblante alegre y relajado, ahora se le veía serio y algo nostálgico.

―no hay nada que agradecer, no hice nada ―contestó la joven relajada.

―sino hubiese sido por ti, no sé como habría despertado. Sentir ese poder ―el capitán hizo una pausa―. Me estaba consumiendo.

―no hice nada Meliodas ―dijo Kaira con voz calmada―, solo te mostré un recuerdo sobre quién eres, y tan solo sirvió, porque tienes la voluntad necesaria para enfrentarte a ti mismo.

―siempre estás salvándome ―dijo el dragón más alegre.

―solo ayudo a un viejo amigo ―dijo Kaira con una sonrisa sincera―. A propósito de amigos, llegué a Vaizel buscando a alguien y mientras estábamos en el festival sentí su presencia. Fue leve, nuevamente no pude saber donde estaba, pero creo que estamos cerca de él.

―hablas de Gowther, ¿verdad? ―preguntó el capitán. La chica asintió en respuesta―. Bien, entonces hay que estar atentos.

El dragón de la ira se puso de pie dispuesto a irse a descansar, sin embargo, la voz del gato de la seducción lo detuvo.

―Meliodas ―dijo con semblante serio. El capitán se volteó a mirarla―. Debemos recuperar el mango de esa espada, tu y yo sabemos muy bien para que la quieren.

―sí, eso realmente me preocupa ―comentó el dragón con seriedad.

Kaira se había puesto de pie y miraba a Meliodas. Sus ojos reflejaban la preocupación del capitán sobre el asunto.

―a mi también. Nada bueno puede salir de eso.

―al menos lo volverías a ver ―comentó el dragón, mirando con curiosidad a la joven.

―si lo vuelvo a ver, solo sería para matarlo ―afirmó Kaira con determinación.

La chica ojos de gato se volteó nuevamente para observar las estrellas. Meliodas, por su parte, se despidió de la joven y se fue, dejándola sola con sus recuerdos.

***

Los pecados estaban descansando plácidamente, excepto uno. Los pensamientos de Kaira no dejaban de dar vueltas en su cabeza, impidiéndole poder dormir. Primero, le preocupaba que se hayan robado aquella espada rota de Meliodas, ella sabía perfectamente para que la querían, y si lograban su cometido, se enfrentarían a algo mucho más poderoso que unos caballeros sacros. Segundo, a pesar de sus preocupaciones, no podía evitar sentirse libre al fin. La joven había estado 10 años escondiéndose, ocultando sus ojos y el tatuaje del gato que Merlín le había dado. Se había sentido mal consigo misma todo ese tiempo, sobre todo por ocultar sus ojos, los cuales ella portaba con orgullo. Seguramente sus ancestros la miraban con decepción.

EL GATO DE LA SEDUCCIÓN [BAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora