El corazón de Kaira no dejaba de saltar en su pecho. Estaba segura de que todo Liones ya había escuchado como latía su corazón, ahora solo le faltaba ponerse a ronronear.
La peliverde agitó la cabeza para quitar aquellos pensamientos que la desviaban de su misión. Rescatar a Elizabeth. Rescatar a Elizabeth. Se repetía una y otra vez en su cabeza como un mantra que claramente no estaba funcionando.
¿A quién podía engañar? En ese momento el Gato de la Seducción era demasiado consciente de la forma en que Ban tomaba su mano con fuerza y como cada cierto tiempo parecía acariciar el dorso de su mano, la misión parecía pasar a segundo plano.
¿Por qué hacía eso?, se preguntaba la peliverde. Era totalmente injusto que actuara de esa forma con ella porque solo hacía que se confundiera más. No era justo que mientras la besara pensara en otra chica. ¿A qué estaba jugando el inmortal? Kaira se reprendía a sí misma por permitir que esto pasara. Corazón traicionero.
Kaira miró a Ban con el ceño fruncido, quería golpearlo, besarlo, ahorcarlo y abrazarlo al mismo tiempo.
Maldito y sensual zorro.
Ban se sintió demasiado observado así que volteo ligeramente para mirar a la chica que llevaba de la mano. El inmortal pudo ver en los intensos ojos rojos de Kaira una mezcla de sentimientos que parecía irreal. Esta lo miraba de manera asesina y tierna a la vez, ¿acaso eso era posible?
― ¿Qué pasa? ―preguntó el inmortal al gato.
Kaira tenía un caos en su cabeza, quería gritarle por ser tan idiota y tan lindo a la vez, pero estaba claro que no lo haría, no era el momento.
―nada ―dijo el gato con la mayor calma que podía expresar en ese momento.
El no muerto atrajo a la joven más cerca de él.
―no me mientas ―dijo Ban mirando directamente a los ojos del pecado de la Seducción.
―no es el momento para hablar sobre eso ―contestó la peliverde.
Ban confirmó lo que había estado pensando, había algo que estaba molestando a Kaira y era relacionado con él. El inmortal se preguntaba cual sería el problema.
― ¿y cuándo será el momento? ―preguntó Ban.
―cuando no nos estemos infiltrando en un reino para rescatar a la princesa de los caballeros sacros, me imagino ―contestó Kaira con cierto sarcasmo en su voz.
El inmortal suspiró ante la situación. Los dos pensaron que debían dejar de una vez este asunto para otro momento, ahora debían concentrarse.
Meliodas, por su parte, escuchó la conversación de sus compañeros en silencio. El pecado de la ira había pensado en intervenir, pero concluyó que sería el más perjudicado haciéndolo, así que siguió caminado.
Los tres pecados apresuraron el paso para llegar a su cometido. Sin embargo, los tres se detuvieron al ver como unas raíces gigantes causaban estragos a unos metros de distancia. Kaira llevó sus manos a su pecho al darse cuenta lo que estaba pasando. Podía sentirlo.
―capitán ―dijo Ban.
―así es, justo cuando noté que los poderes de Diana y Gowther se desvanecían, comencé a sentir un incremento increíble en el poder de King ―comentó Meliodas con seriedad.
―chicos... ―susurró Kaira dando un paso hacia delante, sin embargo, esta fue detenida por Meliodas y Ban.
Kaira le dio una mirada suplicante al capitán, algo poco usual en el gato de la seducción. La joven de los ojos de gato no podía ocultar su preocupación por sus compañeros, no se había dado cuenta, pero les importaba más de lo que creía.
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EL GATO DE LA SEDUCCIÓN [BAN]
Fiksi PenggemarEn la intensa búsqueda de los siete pecados capitales, para así salvar al reino de Liones. Se conoce la existencia de un octavo pecado jamás antes visto. Junto a este nuevo pecado, el equipo está listo para enfrentar la inevitable Guerra Santa, no s...