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-Así que ya llegaste-rechistó molesta-Contaba en que te quedarías en el consultorio hasta tarde.

-A mi me hubiera gustado lo mismo-el castaño se dirigió hacia la cocinera, tomando un vaso y llenándolo con agua.

-¿Cuándo piensas poner tu lindo trasero fuera de mi casa?-se levantó del sofá apagando el televisor dirigiéndose a su habitación.

-Hasta donde recuerdo esta casa la alquiló mi padre-habló con serenidad mientras mantenía la calma.

-Espero que no tardes mucho en salir por aquella puerta-señaló la entrada para después, adentrarse a su habitación dejando al castaño levemente molesto.

Oikawa parecía meditarlo y por un pequeño lapso de tiempo el miedo de quedarse solo, lo aterraba, le frustraba y al mismo tiempo le dolía.

Tal vez su madre tenía razón o la pérdida su padre fue lo que lo orilló a esto, o tal vez fueron las dos cosas.

Una parte de él se aferraba a quedarse en aquella vivienda y la otra parte quería irse, tenía los recursos para sobrevivir un buen tiempo mientras encontraba algún trabajo.

Gracias a su padre Oikawa podía irse y dejarlo todo.

-Ojalá fuera tan fácil-suspiró limpiándose las diminutas gotas que brotaban de sus ojos.

Le dolía, dolía el no saber qué hacer, dolía no entender a su madre y dolía más no entenderse así mismo.

Simplemente dolía y al mismo tiempo no entendía. Se sentía tan comprimido que sentía que en algún punto se desintegraría.

~

-Pareces frustrado-habló Nishinoya mientras se adentraba a la oficina-Hey. ¿Qué sucede?

-¿Recuerdas a Yuki?-Asahi se recostó en el respaldo de su silla.

-¿Tú empleado?-preguntó dudoso acercándose hacia él.

-Sí. Pidió sus vacaciones estas dos semanas, lo cual hace que me quede sin empleado por catorce días, lo que significa que el restaurante rendirá menos y si rinde menos hay menos ganancias-dejó escapar un suspiro pesado.

-Pareces uno de esos viejos enviciados por el dinero-carcajeó Nishinoya abrazando a su pareja por la espalda.

-Necesito buscar un sustituto-se dejó llevar por la calma que le transmitía el menor.

-Creo que no es necesario que lo busques-sonrió al recordar que tenía a un holgazán en casa.

Asahi miró con duda al castaño, sin embargo recordó que Nishinoya tenía a uno de sus familiares en su casa. Tal vez no sería tan mala idea contratar al pelirrojo.

Estuvieron abrazados por unos minutos, se miraron y sonrieron al mismo tiempo. Los pequeños y cortos roces de sus labios, hacían que los dos se calmaran en aquella situación que tuvo solución en un instante.

Pocas veces Asahi y Noya podían dedicarse tiempo para ellos, ya que regularmente el mayor trabaja y Nishinoya por las mañanas estaba en sus clases y, por las tardes iba taller de arte, pero al poder estar juntos se mimaban mutuamente.

-Kageyama conoció a Shōyō-acortó el beso sonriéndole dulcemente.

-¿Tan pronto?, ¿y qué tal?-susurró enarcando una de sus cejas.

-Digamos que...-siseó un poco buscando las palabras-¿Raros?, el día en que se conocieron tuvieron una discusión por ver quién pedía disculpas primero, Hinata quería que sé disculpara por haberle pegado con la puerta del baño y Kageyama quería que Shōyō lamentara el haberle dicho "chico de la mirada asesina".

-Al parecer mi definición de Kageyama "sereno y tranquilo" no lo define del todo-sonrió al escuchar del comportamiento de Kageyama.

-Lo mismo pensé.

Se mantuvieron hablando por un par de minutos más, divagaban entre temas sin importancia hasta temas que parecía ser más importantes.

Simplemente tuvieron un momento dedicado a ellos.

~

-¡Podré ir a visitarte!-se escuchaba lo feliz que estaba la pequeña a través del teléfono celular.

-¡Lo sé!, pero prométeme que hasta entonces te portarás bien en casa-sonrió el pelirrojo mientras tomaba de su café.

-Por supuesto que sí, faltan tres meses parar poder ir a visitarte pero me emociona demasiado-dió un pequeño chillido haciendo que el pelirrojo riera.

La pequeña hermana de Shōyō iría de visita a Miyagi mientras esta estuviera en descanso escolar, no obstante faltaban algunos meses para esto. A pesar de eso, la pequeña Natsu no podía contar los días para poder visitar a su hermano mayor.

La progenitora de los hermanos y el pelirrojo tenían todo planeado para aquel día. La madre de ellos no podría estar en ese viaje por trabajo, por lo tanto. La mujer contrataría a una de las trabajadoras del aeropuerto para que le haga compañía a Natsu durante el viaje, ya que la pequeña seguía siendo menor de edad para viajar.

-Tendré que colgar, Noya llegó a casa-salió de la cocina mirando al castaño-¿Quieres decirle algo antes de colgar?.

-¡Sí!-el pelirrojo pulsó el botón de altavoz, indicándole a la pequeña que ya podía ser escuchada-¡Noya-Ni!, ¡podré ir a visitarlos durante mi periodo vacacional!-susurraba al mismo tiempo que gritaba, los mayores parecían imaginarse la expresión de la menor.

-¡Eso es genial!-gritó de igual manera imaginando la llegada de la pelirroja-Esperare a que llegues para llevarte a todas las heladerías que hay.

-Eso será fantástico. Oh, mamá esta llegando del trabajo, colgaré primero-los tres se despidieron para después finalizar la llamada.

-¿Por que una niña de siete años tiene un teléfono?-preguntó desconcertado.

-En realidad es el teléfono de casa, no hay de que preocuparse-afirmó sirviendo café en las tazas de porcelana-Toma.

-¿Cuántas tazas de café has tomado?-preguntó mientras se sentaba en el comedor junto al pelirrojo.

-Dos, tal vez-desvío la mirada.

-No hay remedio contigo-lo miró mal al saber perfectamente que no sólo había tomado dos tazas-Shōyō, tengo un trabajo muy importante para ti. Esto es de vida o muerte-tomó un sorbo de café pasándolo secamente haciendo que el pelirrojo sintiera curiosidad.

-¿De qué se trata ese "trabajo"?-preguntó haciendo comillas con sus dedos en la última palabra.

-Ya lo verás...

NUESTRA HISTORIA -KAGEHINA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora