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Sus manos temblaban mientras ejercía presión en aquel boleto, su corazón palpitaba en cada minuto que pasaba para llegar a la hora  marcada en el papel, su respiración se mantenía calmada tratando de no sobrepasarse pero se sentía tan asustado.

Oikawa estaba sintiendo las mayores sensaciones que habría podido imaginar y con mayor intensidad, las palmas de sus manos se encontraban húmedas por el sudor que emanaba de ellas.

Sólo veinte minutos más y viajaría a un lugar totalmente desconocido, su sonrisa no cesaba pero por los nervios se había transformado en una mueca de incomodidad.

—Hola...

Su mirada se encontró con aquella persona que le causaba conflictos a sus ojos.

—Ah, eres tú—respondió el castaño achinando ligeramente sus ojos.

No le molestaba él, bueno. Tal vez un poco sí pero imaginaba que era por la similitud que tenía con el sol, Oikawa detestaba los días soleados y, si el castaño era sincero tal vez envidiaba ligeramente al enano por haber hecho algo que él no logró.

—¿Te envió Kageyama?—preguntó toscamente.

—No,no, a Asahi se le ha escapado el dato—murmuró ruborizándose por la vergüenza.

—Entiendo.

—Oikawa—pronunció el nombre del castaño con duda—Tal vez no sea el más indicado para darte esto pero, si algún día decides comenzar de nuevo y darle una oportunidad a las personas, ve a este lugar—sacó una pequeña tarjeta de presentación—Dile que eres amigo de Hinata Shōyō.

Oikawa sintió su cuerpo tensarse al ver que el pelirrojo de dedicó una cálida sonrisa, una sonrisa que nadie pudo dedicarle hasta este momento.

Y sí, tal vez hubo alguien que le sonrió como lo estaba haciendo aquel enano, pero desgraciadamente en ese momento no tuvo oportunidad de admirarlo.

Sus labios se afinaron y la pequeña voz de Hinata parecía retumbar en sus oídos, "Darle una oportunidad a las personas", las preguntas lo invadieron en un santiamén "podría comenzar una nueva vida?, ¿podría siquiera intentarlo?, ¿Estaría solo no es así?. Todas y cada una de esas preguntas desapareció a ver al pelirrojo sonriéndole.

—¿Me estás diciendo que soy un desquiciado?—frunció el ceño mordiéndose el labio inferior.

—No, no—negó rápidamente —Simplemente tuviste que cargar con problemas que no eran tuyos, te hicieron daño al punto de creer que cada cosa que hacías estaba absolutamente mal.

—¿Acaso eres psicólogo?—mantenía la compostura evitando mirar nuevamente al pelirrojo.

—Yo no, pero mi amigo sí—señaló la pequeña tarjeta en manos del castaño.

Oikawa parecía querer hablar pero la voz proveniente de los altavoces de la estación le robó las palabras al castaño.

—Me tengo que ir—tomó con nerviosismo su maleta dedicándole las últimas palabras al menor—Enano-Chan, cuida bien de Tobio-Chan.

—lo haré, eso no lo dudes—miró el camino que había tomado el castaño, antes de salir por aquellas puertas de cristal.

                        ~

La misma tarde Hinata participó en la galería de arte en la cual, sin esperarlo y sin entenderlo ganó el primer lugar.

Todos parecían haberse cautivado con el cuadro del pelirrojo, aquel cuadro que aún no tenía nombre pero transmitía aquel sentimiento que revolucionaba en Shōyō.

—Te dije que lo lograrías—agitó los cabellos de su primo—No esperaba que ganaras pero, al parecer nos sorprendiste.

—¿Lo hice?—lo miró confuso.

—Lo hiciste—sonrió ampliamente—¿Nos vamos al departamento?.

—No, no puedo, aún tengo que esperar que acabe la exposición para llevarme el cuadro a casa—miró a Noya quién  hacía un mohín.

—Está bien—soltó un bufido—Te estaré esperando—se despidió.

Hinata suspiró pesadamente mirando nuevamente el lugar,  sin encontrar a la persona que quería ver en ese momento, tomó su teléfono para revisar nuevamente si había algún mensaje del azabache. Pero simplemente se encontraba aquel mensaje invitándolo a la exposición con un visto.

—Tú si eres despreciable—frunció el ceño yendo por su tercer café en el día.

Pasaron las horas y era momento de retirarse, Hinata volvió a caminar a la habitación en donde se habían presentado los diferentes tipos de cuadros. Parecía estar desolado por el eco que provenía de la prefectura.

Las paredes blancas resplandecían más por la luz del atardecer reflejando, una cabellera azabache que parecía resaltar entre todo el lugar.

Se encontraba contemplando aquella pintura en la cual tenía varias tonalidades de colores, pasteles, claros, brillantes, opacos y algunos un tanto oscuros, no había un solo lugar que estuviera sin color.

Kageyama  recorrió el cuadro con una mirada encontrándose con él mismo tratando de fotografiar un atardecer que parecía estar reflejado en el mar.

El azabache se sobresaltó ligeramente al sentir un cuerpo cerca del suyo. Entonces lo reconoció.

— ¿estás listo para emprender un vuelo conmigo?—habló entre susurros sin dejar de ver a aquel cuadro elaborado por sí mismo.

—Por supuesto que sí, acaso ¿me estás retando?—miró de reojo a Hinata.

—Tal vez—se atrevió a mirar a Kageyama.

—Bien.

Tobio extendió su mano haciendo que Shōyō la tomara, para después atraerlo hacia sí mismo juntando sus belfos con los del pelirrojo, en un suave y delicado beso, rozando y disfrutando de aquella calidez.

Un sentimiento tan encantador y lleno de euforia, un nuevo comienzo les esperaba, un nuevo camino, un nuevo vuelo por explorar, nuevas tonalidades y paisajes para fotografiar estaban por venir y ellos parecían disfrutar aquello.
              
Aquel verano estuvo lleno de sorpresas, emociones, sentimientos y decisiones que parecían no ver venir con anterioridad, no parecían imaginar que un sólo verano les cambiara su manera de vivir o sentir, fue algo inesperado pero estaban agradecidos por ello.

Porque ese fue su verano.

Regresé después de tanto tiempo, fueron meses de no haber publicado algo pero he vuelto, tuve un bloqueo durante unos largos meses pero nuevamente estoy lista para escribir :3, sólo un capítulo más y esta historia finalizará.
Los espero en el capítulo final uwu

Ku-saw

NUESTRA HISTORIA -KAGEHINA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora