Capítulo 1

7.7K 473 121
                                    


Camila's Pov

-¿Segura que te encuentras bien, Camila? –la voz de Veronica me sacó de mis oscuros pensamientos.

-Sí. Estoy bien –respondí como un robot, observando fijamente la taza de café intacta que me había preparado mi amiga justo antes de irse de mi departamento.

Se había quedado conmigo toda la noche, tratando que no me entrara un ataque de histeria, pero había tenido que irse temprano porque Scott se había despertado con fiebre y tenía que llevarlo al pediatra.

Entonces, empecé a recordar de nuevo el episodio policial de la noche anterior: unos minutos después de que el ladrón abandonara la tienda, ésta se llenó de policías que no dejaron de preguntarme lo que había ocurrido. Yo les intenté explicar entre lágrimas y temblores la situación, pero resultó bastante inútil, la verdad. Después, Veronica apareció como por arte de magia y me acompañó a casa, dándome ánimos durante todo el camino, intentando distraerme. No funcionó, evidentemente, pero le agradecía demasiado los esfuerzos.

-¿Camila? –su voz me hizo sacudir la cabeza, e intenté por todos los medios centrarme en la conversación que pretendía mantener con ella por teléfono. Sólo hacía diez minutos que se había ido, y me había vuelto a llamar para asegurarse de que estaba bien. –Deja de pensar en la noche de ayer, vamos.

-No estaba pensando en eso –mentí.

-Claro. Pero da igual, vas a tener que hacerlo quieras o no, porque es necesario que vayas a la estación de policía a denunciar lo que ocurrió.

La maldita denuncia. Se me había olvidado. Se suponía que debería haberla hecho la noche anterior, pero estaba tan alterada que los agentes me exigieron que fuese al día siguiente a hacerla sí o sí. De todos modos, no había nada que denunciar. En realidad, no había pasado nada.

-¿Es necesario?

-¡Claro que es necesario! –casi exigió Vero. –Intentaron robar en la tienda, Camila. Un idiota estuvo a punto de dispararte y después te amenazó. ¿Consideras que eso no es denunciable? Ahora mismo podrías estar en un ataúd.

-¡Veronica! –su afirmación logró hacer que todo mi cuerpo se erizara tan solo de imaginarlo.

-Lo siento, pero es necesario que abras los ojos, que te duches, que te vistas y que muevas el culo hacia allá. Y si me entero de que no has ido, iré a buscarte a tu casa y te llevaré a rastras si hace falta, Camila. Juro que lo haré –y yo estaba segura de que se atrevería a hacerlo. Por esa misma razón me puse en pie casi de un salto.

-De acuerdo, ahora mismo iré a poner la denuncia –recité como un loro para que mi amiga se quedara contenta.

-Ahora me siento mucho mejor. Escucha, te dejo, que tengo que preparar las cosas de Scott para llevármelo al pediatra. Después te llamo.

-Hasta luego –me despedí, y después de colgar arrojé el teléfono móvil al sofá. ¿Por qué me ocurrían a mí ese tipo de cosas? Resoplé, tiré el café que ni siquiera había probado y me dispuse a prepararme para irme a la jefatura.

Tres cuartos de hora después, me encontraba en una de las oficinas, esperando a que alguien me atendiera. En cuanto puse un pie en el lugar, uno de los policías que hizo el intento de interrogarme la noche anterior casi me abordó, preguntándome si me encontraba bien. Después de haberle asegurado que estaba como siempre, me llevó hasta una pequeña habitación en la que había solamente un escritorio y un par de sillas, y me pidió que esperara a que uno de sus compañeros viniera a atenderme. Y ahí llevaba ya diez minutos, aburrida e intentando distraerme. La puerta por la que había entrado se encontraba entreabierta, y me sobresalté cuando escuché una voz dando gritos relativamente cerca de la sala en la que estaba esperando:

Burning Heart (Adaptación Camren G!P) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora