- Ooh esperen se me desabrocho el zapato -me detengo soltando la mano de Sebastián.
Nicolás suelta la otra mano de Sebastián y se inclina frente a mí para ayudarme. Como puede amarra las tiras que mantiene pegado las sandalias a mi tobillo, mientras que yo solo puedo contemplar la linda acción de este chico, una vez satisfecho con su trabajo se levanta y regresa al lado de Sebastián para tomar su mano.
- ¿Vamos? -Sebastián me tiende su mano para continuar nuestro camino.
- ¿Seguros que estoy bien? -me veo a mi misma de abajo para arriba- no me veo, no se... ¿rara?
En serio que no soy mucho de preocuparme de como luzco para los demás, pero por algún motivo el saber que voy a conocer a sus amigos me hace sentirme insegura. Al final opté por lo más neutro que puede haber para las fiestas, los mono short ni muy informal ni muy formal, con color igual de neutro como la mostaza, equilibrio perfecto y estaba bastante segura con mi vestimenta hasta que vi el lugar abarrotado de gente en colores oscuros.
- Estas hermosa -responde Sebastián.
Dejo de respirar por lo que parecen ser minutos, ante las palabras que salieron de su boca, miro el piso tratando de calmar mi corazón, cuando levanto la cabeza camino los pasos que me faltan para tomar su mano, y así tomados de la mano los tres nos dirigimos hasta la entrada del lugar.
- Diablos, no pensé que fuera a estar así de lleno -maldice Sebastián.
- ¿No es normal? -les pregunto
- Por lo general, no -contesta Nicolás- Es un amigo nuestro quien organiza estas cosas, las veces que llegamos a venir siempre eran un grupo bastante grande la verdad, pero no tanta como para hacer fila al entrar, aunque claro es fin de semana.
De mi boca solo sale un gran ¡oh! mudo, en lo que nos dirigimos al final de la cola. Observo la fachada del lugar impresionada por el estilo tan moderno que tiene y la verdad muy diferente, no creo que cualquier dueño se arriesgue a un estilo tan ¿industrial?, se parece algo al diseño del museo real de Canadá, con picos salidos y todo.
- ¡Aaaah! no me lo creo -mis pensamientos son interrumpidos por un grito- ¡Nicolás, Sebastián! -grita una chica mientras se acerca a ellos con los brazos abierto.
- ¿Cómo estas Nicole? -Sebastián la abraza de vuelta y la sacude para después pasar a Nicolás.
Yo solo me quedo atrás como una niña viendo como hablan entre ellos.
- Ella es Isabel -escucho que dicen mi nombre y volteo rápidamente para disimular que no ponía mucha atención.
- Isabel la sexy paramédica, mucho gusto -cambia su tono de voz a uno más grabe- Nicole -se presenta, tiendo la mano mientras que ella de la nada me abraza. Aleja su cuerpo de mí y se me queda viéndome a la cara por unos segundos- Vengan conmigo.
Tomo del brazo a los chicos para perderme en lo que seguimos a Nicole, que no es por ser mala, pero tiene nombre de que le entra duro al alcohol, mmmmh... no me molesta.
Llegamos a la entra donde se encuentras los guardias de seguridad pasando gente, solo veo como ella se acerca a uno de ellos y le dice algo al oído para luego enseñarle una tarjeta, solo después de eso abren la cadena y nos dejan pasar. Como patitos los tres la seguimos a ella por un camino lleno de gente, veo al rededor como el lugar está a tope con la música bastante alta, lo que es raro ya que afuera no se escuchaba nada de ruido. Atravesamos todo el lugar hasta topar con una puerta que a la entrada tiene a más gente de seguridad, aunque este caso ella no se detiene, sigue caminando hasta abrir la puerta sin más.
Valla lo que es tener contactos.
Entramos a una sala con bar y demás cosas, a lo que creo que es una sala VIP, hay gente en el lugar bastante dispersos inmersos en sus propias conversaciones, la música aquí no es tan alta por lo que alcanzo a escuchar las voces.
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Llamado de Emergencia
Chick-LitElla no era la señorita que su familia esperaba, ni ella deseaba serlo. Ser dependiente de un esposo, ser ama de casa, ser siempre educada y correcta, no era lo suyo. Eso se lo dejaba a su hermana mayor, si le dejó su prometido, que no le deje tod...