Capítulo Veinte

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- ¿Seguro que no se te olvida algo? -le pregunto a Nicolás

- No -responde seguro- y si lo hago es porque no es importante

Termina de cerrar su pequeña maleta con todo lo que va a necesitar para el viaje.

- ¿Listos? -Sebastián entra al cuarto justo cuando termino de ponerme lo zapatos.

- Creo que si -me acerco para colgarme de su cuello- seguro que no puedes ir.

- Bueno... -mira a Nicolás por un momento y regresa su mirada a mí- son cosas de trabajo y dado que tú conoces a su capitán

- Eeeh -lo interrumpo- yo no lo conozco, el me conoce a mí.

- Como sea, creo que es bueno que hallas sido invitada así Nicolás no huira.

- Con lo que me encantan este tipo de eventos -note se mi sarcasmo- pero bueno, los sacrificios que hace uno por amor.

Sebastián me aprieta a su cuerpo, hundiendo su cara en la curva de mi cuello.

- Hueles bien -dice- ah... ¿Qué hago? Creo que los voy a extrañar, ya hasta me estaba acostumbrando a ver tus pelos por todos lados.

- Sabes que mañana nos vas a ver ¿verdad? -pongo mis manos en su trasero tentándolo- así que cuando llegue quiero la comida lista ¿entendiste? -le doy una nalgada sonora

- Ya nos tenemos ir -interrumpe Nicolás que ha permanecido callado

Me separo de Sebastián para tomar mi maleta de ropa que está en la cama, en realidad no llevamos mucho ya que solo es una fiesta de campo en la casa del capitán de Nicolás, pero por obvias razones de que son policías y quieren aprovechar para embriagarse, el capitán ofrece cuartos para que puedan pasar la noche, por lo tanto, llevamos todo lo necesario para dormir allá.

Nicolás toma a Sebastián del rostro estampando un beso en sus labios.

- Mmmmh se ven mejor cuando estas desnudos -digo para mí misma.

- ¿Qué dijiste? -pregunta Sebastián

- ¿Yo? -me apunto- nada. Que los espero afuera.

- Espera, tengo algo para ti -corre al baño y de regreso me entrega una bolsa de regalo

- ¿Qué es? -trato de ver por el agujero de la bolsa

- Es para que los uses hoy -Sebastián me sonríe de forma perversa- lo vi y pensé en ti, pero no la abras hasta que lleguen.

-Gracias -beso su mejilla despidiéndome y camino para salir del departamento.

-Gracias -beso su mejilla despidiéndome y camino para salir del departamento

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- Isabel, ya vamos a llegar

- ¿Mmmh?

Abro mis ojos lentamente tratando de adaptarme a la luz.

Llamado de EmergenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora