Capítulo Seis Parte II

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Sigo revisando la hora en mi celular, llegue a casa hace aproximadamente hace dos horas. Toda esta situación me pone demasiado tensa, enserio ¿por qué lo hice?, no es normal en mi invitar a amigos míos a mi departamento, mucho menos a alguien que no conozco, no sé realmente que pensaba, no me voy a mentir estoy demasiado nerviosa.

He dejado de pensar al escuchar que alguien toca la puerta, okay, okay, okay, llego, llego, llego, ¿por qué vino?, digo sé que lo invite, pero ¡porque vino!, no es normal ir a un departamento de una persona que apenas si conoces, bueno es ese caso estamos igual. Dejo el celular en mi mesa desbloqueado por si tengo que utilizarlo para pedir ayuda y me dirijo a abrir la puerta.

- Hola, pasa por favor -oh dios mío es el. Me muevo unos pasos para atrás para dejarle la entrada despejada

- Con permiso -pasa de la entrada mientras que observa mi departamento con demasiada lentitud para mi gusto.

- Vamos a la cocina para poder revisarte

- Gracias por hacer esto, no tenías porque, pero gracias

Suspiro

- Bueno no te voy a mentir, me preocupa un poco que no hayas tenido cuidado -aparto dos sillas de la barra para podernos sentarnos- espero que no esté infectada

- ¿Eso es posible? -me pregunta con incredulidad

- De que es posibles es posible, que sea grave es otra cosa, déjame revisarte -se sienta y se levanta su manga a la altura del hombro

- Ah son donas -deja una bolsa en la barra y se termina de acomodar en la silla

- ¿Te regalaron las donas Sr. policía? -lo digo de una forma tranquila, por que digo de ser así sería muy cliché

- Nicolás y no.... me dieron descuento

Esa corta frase hizo que una sonrisa naciera en la boca de ambos, definitivamente su incrédulo comentario relajó un poco la situación. Me coloco enfrente de él y comienzo a quitar la venda, que por el color que tiene es posible que sea la que yo le coloque hace más de cinco días, termino de quitarle la venda y puedo ver que la gasa que cubre la herida está limpia y es blanca, bueno de perdida si tuvo cuidado con mantenerla limpia, se la quito con cuidado de no lastimarlo con el adhesivo. La herida es ahora un rasguño apenas visible, así que le quitare el resto de adhesivos y voy a limpiar la zona.

- Creo que me equivoque, ya está totalmente cerrada y no tienes ninguna infección u otra cosa -continuo con mi trabajo- ¿cuándo te movías te dolía Nicolás? –mi tono de paramédico: Activado

- Solo cuando movía el brazo hacia arriba, esa fue la vez que me sangro -me responde igual de calmado

- Bueno es normal, pero ahora no te debería de doler -casi termino, solo me falta limpiar- ¿te has lastimado otras veces en el trabajo?

- Se podría decir que son gajes del oficio, no tengo tiempo para preocuparme por cortes

- Ja, sabes una vez me toco atender a una señora que le dio gangrena por no cuidarse un pequeño corte en el pie, se le extendió bastante rápido, para tratar de salvarla comenzaron cortando le el dedo infectado, pero no paro, luego siguió todo el pie y termino con toda la pierna -termino con su brazo y bajo su manga, me lavo mis manos y tomo la bolsa de donas- pero claro la señora era diabética, espero que tu no -termino de hablar para darle una mordida a la azucarada dona.

Odio tratar de dar lecciones, pero como paramédico es mi deber prevenir a la gente, se evitarían tragedias.

- Si tratas de asustarme no lo haces muy bien que digamos, he estado en peores situaciones, pero gracias por el consejo. Tratare de no ser diabético -por la manera en que lo dice es claramente una burla.

Así que él es de la clase de personas que les molesta que les digan que hacer, interesante.

- Me conformo con eso por estos momentos. ¿Y qué peores situaciones?, no me digas que te dispararon.

- ¿Quieres ver? -comienza a desabrochar los botones de su camisa, para terminar, quedándose en una blusa de tirantes blanca

- Dime ¿el recibir una bala es como su bautizo para entrar a la fuerza? -pregunto acercándome a el

- Se podría decir, es como la primera quemadura para un bombero. Algo inevitable que le pasa a los que cumple con su deber -me señala su hombro donde a primera vista puedo reconocer la piel cicatrizada, la toco con cuidado.

- ¿Entro y salió? -no necesito respuestas, reviso su espalda y ahí está la herida de salida- sí que estaba cerca la persona que te disparo

- Si, sabíamos que tenía un arma al principio pensamos que un cuchillo, no fue hasta que me disparo que supieron que era una pistola -lo dice de una manera tranquila viéndome a los ojos- pero claro que si de cuchillos hablamos tengo esta preciosidad -levanta su camisa blanca para mostrarme la cicatriz que tiene en la parte lateral de su cuerpo justo arriba de su pelvis.

- ¿Es enserio?, ahora le puedes sumar un rasguño profundo por una botella -me regreso al lugar donde estaba sentada- no te voy a mentir, cuando atendemos esta clase de llamadas, los paramédicos sentimos una gran impotencia, claro siempre hacemos lo más posible, pero ese es el problema, nosotros tenemos un límite en grandes emergencias y es peor cuando son policías o bomberos, si están heridos ya sea grabe o no es porque ellos superaron si limite y siempre, siempre es por una razón.

Acerco mi silla a donde está él lo más pegado posible, quiero hablarle claro y hasta donde yo sé, se logra de frente a frente y con la vista en la mira.

- Tu novio a mi parecer es igual a ti. Cuando lo conocí fue en la ambulancia, creo que el también paso sus límites y hasta donde yo recuerde tu venias corriendo asustado por él -su cara cambia a una más serie y su mirada esta sobre la mía, creo que toque algo delicado- ¡él sabía que estabas herido?

- No era algo grave, no tenía por qué decirle -lo dice de una forma áspera

- Si tienes razón, no era para nada grave pero aun así no le mencionaste nada, ahora imagínate si lo fuera, menos le dirías y el haría exactamente lo mismo. Es por eso que ustedes dos minimizan sus heridas, nunca he inhalado humo, pero me imagino que no es para nada bonito, eso ni recibir una herida con una botella rota -el me mira muy determinadamente y estudia mi cara esperando a que continué hablando- mira sé que no me debería de meter, pero de perdida prométeme que si alguna otra vez te lastimas por más tonto que tú lo creas vas a ir a un médico, incluso si quieres venir aquí está bien pero no se vale que cargues tu solo esto.

Deja escapar un sonoro suspiro y endereza su espalda

- Esta bien, tomare tu palabra y cada vez que tenga una herida, aunque sea una rodilla raspada vendré aquí, así que prepárate

- ¿heeee?, también puedes ir a un hospital

- Pero si tu atiendes gratis, no le veo el problema -me sonríe y se acerca hacia mí, trato de hacer mi silla para atrás, pero me detengo cuando siento su aliento en mi cara para después sentir un beso corto

- ¿Vamos por una pizza? -se levanta de la silla y abre la puerta.

Me levanto y me dirijo hacía la salida un poco extrañada por el pequeño beso de hace unos momentos, pero ahora que lo pienso Rene también me daba besos cuando estaba feliz, umh... me imagino que la plática le gusto más de lo que pensé.

Llamado de EmergenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora