Capítulo Tres

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Sebastián en Multimedia

Que me caiga un rayo o no mejor un meteorito, con el clima de mi ciudad es poco probable que me caiga un rayo, o mucho mejor que le caiga a mi jefe, lo que sea que me salve de la terrible reprimenda que me va a dar por llegar tarde a mi turno, tendré suerte si solo me regaña, con lo que me costó tener mi unidad.

Pero juro que no es mi culpa, es la culpa de Rene que me llevo a su casa después de sacarme del Nuts... bueno bueno sí, tengo un poquitín de culpa también, lo admito le pude haber pedido que me llevara a mi departamento, pero se miraba tan serio en el trayecto que no tuve el valor de decir nada. Todo ayer fue raro, desde la visita de mi madre hasta la danza erótica y el incómodo momento en el carro, sí que hago rendir mi día.

Estaciono el carro de Rene, ya que el mío se quedó en el estacionamiento del Nuts y corro lo más rápido que puedo a los vestidores del centro operativo. Vacíos, que esperaba si es tarde solo espero no ser la última en llegar.

Llego al salón de juntas donde ya todos están reunidos, volteo a ver a mi jefe que está escribiendo en el pizarrón, es mi oportunidad de entrar sin que me vea, a hora o nunca. Trato de abrir la puerta lo más silenciosamente posible sin dejar de ver la espalda de mi jefe.

- Así que es todo para esta semana, ¿algunos voluntarios? -se voltea a vernos, deteniendo su mirada en mi por mucho tiempo, justo cuando pensaba que la había librado pasa esto- señorita Gil, me alegra que ofrezca a su unidad para este trabajo.

- ¿Disculpe?

- No se preocupe Gil sus compañeros que llegaron a tiempo la pondrán al tanto de lo que se perdió, ¿entendido? -mi jefe con su gruesa voz y robusto abdomen siempre me han dado miedo, no parece para nada a los señores amables gorditos, bigotudos con lentes que salen en la televisión. 

- ¿Si? -mi voz no expresa más que duda, supongo que es la manera en la que me castiga.

- ¿Si? -su tono de voz deja muy en claro que lo que sea que estoy haciendo lo estoy haciendo mal.

- Si señor -corro hasta mi asiento con el resto de mi equipo.

- De todos los días en lo que pudiste llegar tarde, justo el día de asignación se te ocurre esa gran idea. 

- Perdón jefecita no lo vuelo hacer, te juro que yo haré todo el trabajo.

Mi jefa de atención dentro de la ambulancia es la persona más genial que he conocido en mi vida, creo que todo lo que ella me enseño se volvió mi biblia en el trabajo. Una Diosa en el trabajo y en la vida, no existe cosa que ella haga que no sea perfecto, y sin contar que afrodita se queda tonta a comparación de mi jefecita, su belleza es incomparable, o sin olvidar su cuerpo que es... si tiro mi heterosexualidad por la ventana si ella me lo pide.

- No, niña de esta no te salvas, yo también tengo un castigo para ti, pero por el momento solo ya no hables, porque te juro que si nos asignan otra cosa te iras corriendo atrás de la ambulancia.

Hago que me vea girándola un poco hacía mí, mientras hago el movimiento de cerrar mi boca como si fuera una cremallera, para después tirar la llave. fue una pequeña mueca la que hizo, pero sé que no está realmente enojada. Aunque no tengo mucho con ella se ha ganado mi respeto y admiración, por ella pondría mis manos al fuego sin dudarlo, ojalá hubiera tenido una hermana mayor como ella. 

Dejo esos sentimientos de lado, la junta ha terminado y me tengo que concentrar para hacer lo que mejor se hacer, creo yo. Lo primero que hacemos al iniciar cada turno es verificar que todos los insumos y equipos estén listos para ser usados incluido los radios, uno nunca sabe cómo será la próxima llamada. Pero por el momento todo dentro de la ambulancia ésta en orden, hago la lista de las soluciones que no tardan en acabarse, mientras el operador acomoda le mapa.

Llamado de EmergenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora