Capítulo Ocho

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Abro la enorme puerta de la casa familiar y la cierro con cuidado detrás de mí, me quedo unos segundos en el recibidor para respirar de forma más calmada antes de entrar a zona de guerra. Desde el lugar en el que estoy se escuchan muchas voces venir de la sala, solo espero que esto termine rápido, lo único que quiero en hablar con papa, explicarle las cosas y continuar con mi camino.

Camino a la sala donde se encuentran todos reunidos, y por todos me refiero a mi padre, Abu, no puede faltar mi hermana Miranda y mi queridísima madre que desde el instante que me ve sus cejas se convierten en una sola.

- Oh, pero miren quien llego, la nueva conejita Play Boy -menciona molesta.

- Hola, ¿cómo estas mamá? -paso a un lado de ella dirigiendo mi atención a mi papá sentado en su silla individual- Hola papi, ¿no te ha dolido la pierna? -toco su rodilla mientras lo veo a la cara.

- No hija, el doctor me ha ayudado mucho, tu tenías razón es muy bueno -sonrío al saber que sus dolores ya no son tan frecuentes como antes

- Eso es muy b....

- ¿Que no vas a explicar tus fotos? ¿he? -interroga, mientras me avienta el calendario

- Es para ayudar a la caridad. Mamá siempre se sacan este tipo de calendario para juntar fondo para diferentes cosas, solo estaba ayudando -respondo mientras me siento en el sillón junto a Miranda

- ¿Y por qué tú? y no me digas que no hay más mujeres para hacer esto -lo dice mientras señala con su dedo el calendario que sostengo- tu padre y yo donamos mucho dinero, mucho, como para que tú quieras "ayudar" así. ¿Dime que crees tú que pareces en esas fotos?

- No vine para pelar contigo ¿sí? y lo hecho, hecho esta, así que ni modo - respiro y me recargo en el respaldo del sillón, ahora el ambiente es muy incómodo, más de lo que suele ser- De alguna forma los calendarios se tienen que vender para juntar todo el dinero y la única manera en la que se venden bien es con esa clase de fotos, desafortunadamente es así, pero ya que -me vuelvo a sentar recta y miro a papá- Perdón si te trae problemas en el trabajo.

- De perdida tienes la decencia de pedir perdón -habla mi madre- Ya me imagino lo que vamos a tener que pasar por todo esto...

- Papá -específico para quien van mis disculpas

Todo el mundo se queda callado, lo que provoca que la incomodidad sea más densa. Odio hablar así, pero a veces mamá es una... poco soportable persona.

Escucho que cierran la puerta de enfrente, y miro hacía el marco de la puerta por inercia.

- He traído los macarons para Miranda -nuestros ojos se cruzan por un momento- Isabel - dice en un tono bajo mientras asiente con la cabeza

Lo saludo levantando mi barbilla como lo harías con un semi extraño en la calle, sin ninguna palabra y el más mínimo movimiento de tu cuerpo.

A pesar de que me engaño con mi hermana y posiblemente con otras personas sin confirmar, nunca hice un desplante de coraje o me ardí, solo creo que lo deje pasar, como cuando le bajas a la palanca cuando haces del baño. No se sí fue lo correcto, pero para mí en ese momento lo mejor fue irme, el problema fue cuando comencé a visitar está casa y las cosas seguían como cuando la deje, solo que la prometida con el novio era otra. Odie que mi familia no lo odiara conmigo, hasta parecía que les emociono más que estuviera con Miranda, puede quizás que no sea así y yo lo esté exagerando, pero así se sintió, así yo lo sentí. Ahora solo trato de evitar comentarios relacionados con él y trato de no estar en el mismo lugar, pero creo que me salió al revés y la gente lo interpreta como señales de que yo no lo he superado.

Aunque creo que a los que no he superado es a mi familia, porque a pesar de todo sigo regresando.

- Bueno creo que ya es hora para mí -me levanto del sillón

- Espera Isabel, quiero aprovechar que estás aquí para darte una noticia -dice Miranda- Ven Armando -extiende su mano hacía él.

- ¿Y qué es?

- Bueno lo que pasa, es que... ¿ya sabes no?, ¿no lo notas? ¿algo diferente en mí?

- Nop, ¿te pintaste el pelo? -respondo, mientras trato de encontrar algo diferente en ella

- No, nada de eso. Estoy embarazada

-...

...

- Esa es una grata noticia ¿no crees Isabel? -comenta mamá

-... -despierto de mi estado de asombro- sí. Si claro, eso es muy bueno, felicidades -la abrazo con cuidado.

-Claro que no tengo ni cinco semanas, pero por eso mismo ya fijamos fecha para nuestra boda, antes de que mi barriga se empieza a notar.

No sé exactamente en qué pensar, lo único que siento en estos momentos es un extraño sentimiento en mi pecho, esto me confunde mucho, no sé qué debería hacer.

- Para cuando -disimulo un poco mi tono- la boda, ¿qué día va a ser?

- Aah a partir de hoy tres meses, a principios de otoño

Solo olvida todo, tu puedes Isabel

- ¿Sabes qué?, me alegro por ti

- Gracias Isa -Miranda palmea mi mano

Tomo su mano y la rodeo con las mías

- Lo que necesites -la veo a los ojos- enserio, lo que sea estoy aquí

¿Qué hago? después de todo es mi hermana por más ciega que este, en este caso yo sé que ella no es la mala, es como yo, alguien que quedó atrapada en una red de pesca, en la que mamá ayudo a enrollar.

- Bueno continuo con lo que está haciendo antes de llegar, nos vemos -me despido de Mirando, paso de largo a Armando y le planto un beso en la mejilla a papá quien durante todo momento mantuvo su mirada en sus dos hijas, me dirijo a la abuela que no ha mencionado ni una sola palabra durante toda mi estancia en la casa.

- Cuídate abuelita -continuo mi camino saliendo de la casa para dirigirme a mi carro.

- ¡Isabel! -grita mamá- ¿de mí no te despides?

- Adiós

- Espera, que quiero hablar contigo

Espero a que llegue hasta donde me encuentro

- Mande -digo cortante

- Que tonito, que usas con tu madre -suspiro sonoramente- este domingo hay un evento, es en familia

Lo que me faltaba

- Quiero que vallas, ¿entendiste?, es algo del aniversario de no sé qué, tu sabes, algo en lo que tu padre y yo siempre hemos contribuido

-Aja, si si

- Ey! es importante, ya que ese día aprovecharemos para anunciar la fecha de la boda de tu hermana, y nos tienen que ver como familia ¿me entendiste?

Paciencia, por Dios

- Mnnh

- Bien. Te paso la invitación por correo, te pones guapa, quizás y pueda conseguir algo para ti. -¿disculpa?- ¡ah! se me olvida, no vayas a comentar nada del embarazo a nadie. No queremos que hablen de más.

- ¿Algo más?

- Es todo -me da un incómodo beso en el cachete y va de regreso a la casa.

Abro la puerta de mi carro, no es algo que me guste, pero las visitas a esta casa terminan siempre iguales, conmigo saliendo enojada y desquitándome con mi inocente carrito, me pregunto cuanto tiempo podré con esto. 

Mucho ha cambiado en mi vida desde que me fui de aquí, lo que mejoro notablemente mi estado de ánimo, pero aun así regresar le da un retroceso, es como dar dos pasos al frente y luego uno atrás, pero ¿cuándo terminara?.

Llamado de EmergenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora