Capítulo Catorce

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- Que mierdica eres, ¡enserio! -le grito por el teléfono- todavía que me sentía mal por ti.

Al fin de casi seis horas que termino mi turno al fin estoy en mi cuartito.

- ¿Y sabes qué?, al final la jodida fui yo -literal y metafóricamente, pero ella solo conoce del porqué de la metafórica.

Después de todo el colgarme de la ventana fue totalmente en vano, al final no los despidieron ni descubrieron acerca de su romance sino todo lo contario los felicitaron por el buen índice de aprobados con las licencias de RCP, y claro por algún motivo a mi decidieron no halarme, pues claro discriminen a la más nueva. Como sea de todos modos quería empezar a hacer brazo para entrenar, sin duda alguna mañana van a doler después de tanto esfuerzo incluso durante el sexo con Sebastián me sujeto de los brazos y con Nicolás también, ojalá solo hubiéramos hecho lo común, aunque creo que con ellos nunca lo será.

- Si, si ya se, posiblemente no se acordaron de mi -si chuy como no, con ya bastante tiempo trabajando, mejor que el viejo admita que me odia- Pero me debes algo he... ya llegué a mi casa, nos vemos el viernes descansa -me despido de ella y cuelgo la llamada.

Sebastián y Nicolás me llevaron a la casa de Lucy para recoger mis cosas, por suerte a Lorenzo se le prendió el foco y manejo mi carro hasta acá, lo que me sorprendió ya que no sabía que llegaban y se iban juntos...por lo visto estos dos si van enserio, no lo vi cuando llegué a su casa, pero ¿vivirán juntos?

Abro la puerta del departamento y tiro todas mis cosas en el suelo de esta, estoy demasiado cansada como para preocuparme por esto, debería bañarme, pero ni si quiera eso are y la cena ni se diga, me quito el uniforme y de la misma forma que las demás cosas van para el piso, me tiro a mi cama en ropa interior y cierro mis ojos antes de que me ponga a pensar en esos dos.

Abro la puerta del departamento y tiro todas mis cosas en el suelo de esta, estoy demasiado cansada como para preocuparme por esto, debería bañarme, pero ni si quiera eso are y la cena ni se diga, me quito el uniforme y de la misma forma que las d...

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Estaba tan cansada ayer que se me olvido cerrar la cortina, ahora estoy despierta gracias a los rayos del señor sol, cubro mi cabeza para poder reconciliar el sueño lo cual se es imposible. Resignada me paro y me dirijo a mi cocina, de alguna manera tengo que reponer la cena de ayer, así que tomo unas empanadas de papa del refrigerador para tostar y una bolsa de frijoles para calentar, no es una gran cosa, pero la verdad no me gusta desayunar y si el desayuno contiene huevo peor, el solo verlo u olerlo me provoca nauseas.

Una vez listo todo preparo café para acompañar mi plato ni muy dulce ni muy cargado, lo coloco en la isla de la cocina para comenzar con mi desayuno, ya sentada me doy cuenta del todo lo que esta tirado en mi piso y sin duda lo que más llama la atención es mi bolsa de trabajo repleta de ropa para lavar, ya que ayer no me pude ir a cambiar gracias a la culpa de cierta señorita todos mis cambios los tengo aquí y todos sucios, veo el reloj a lado de mi cama para mi suerte ya es más de medio día lo que significa que dormí mucho y más del normal, termino mi desayuno ahora convertido en comida dejando el plato en el trastero, lo enjuago con agua y me dirijo a la gran maleta con ropa.

Llamado de EmergenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora