Dio Brando es un abogado de 27 años, que tiene que cuidar a sus cuatro hijos: Giorno, Donatello, Ungalo y Rikiel. Ellos le dan aliento para vivir el día a día, puesto que en el amor, no le ha ido muy bien.
∆Stands: Si, pero no tienen mucha relevanci...
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Ese domingo empezaron a decorar la casa de acuerdo a la ocasión, los más pequeños estaban emocionados por la cercana navidad ¿A qué niño no le emocionará una fecha llena de dulces y regalos?
—Dio tengo una complicación con estas fechas— habló mientras ayudaba a Ungaro a colocar su bota
—¿Qué ocurre?— se sentó junto a ella para prestarle atención, Giorno y Donatello decoraban la parte baja del árbol; ahora que pensaba la situación, las navidades pasadas no había estado con ella, una ocasión porque se había ido a Japón y otra porque Kujo la había invitado, estaba casi seguro de que eso se trataba.
—Jotaro me invitó a pasar navidad en su casa y mis padres quieren pasar conmigo fin de año...— suspiro —Es un poco complicado ¿no crees?— medio sonrió
—No quieres pasar estas fechas conmigo— la abraza por la cintura haciendo un puchero —¿Jotaro es la mejor opción?
—¡No es así! Sabes muy bien que quisiera pasar contigo y los niños— le mira
—Entonces ¿Qué tal si vamos a pasar navidad donde Kujo y fin de año nos organizamos para invitar a tus padres y a mi madre aquí?
—¡Buena idea!— sonrió —Voy a proponer eso, seguro mis padres aceptarán de inmediato, tienen muchas ganas de conocerte
—M-Me siento halagado— realmente nervioso, lamentablemente su racha con sus ex suegros había sido muy mala, terminaba siendo enemigo de todos, y no quería que esta vez pasará lo mismo
—¡Mamá ¿Puedo poner la estrella yo?!— dijo emocionado acercándose con el objeto que había hallado en la caja
—Claro, Ungalo— sonrió, obviamente el árbol era más alto que ella y no alcanzaría a llegar, por lo que decidió manifestar su stand y que fuere este el que le ayudará al pequeño a poner la estrella, ni siquiera tuvo que levantarse, tener un stand era algo tan bueno como malo
—¡Woaaaoo!— Donatello miró intrigado —¡Tu stand es muy bonito mamá!— intentó acercarse para tocarlo pero evidentemente era imposible
—¿Puedes ver los stands?— preguntó Dio algo extrañado, el único del que tenía consciente que sabía de eso era Giorno
—¡Sí! El tuyo es grande y da miedo— habló recordando la forma de este, no solía verlo tan seguido
—¿Tú también puedes verlo? Entonces ¿Has visto el mio?— pregunto Giorno con curiosidad
—¿Uh? No...—
Suspiro —Yo tampoco
—¿Estás seguro Giogio? ya hace mucho tiempo que te paso la fiebre
—Yo no he visto nada hasta ahora... quizá nunca tenga uno— dijo desanimado
—Giorno ten paciencia, quiza es tímido, pero yo sé que pronto lo verás— sonrió Noriaki buscando tranquilizarlo
