Dio Brando es un abogado de 27 años, que tiene que cuidar a sus cuatro hijos: Giorno, Donatello, Ungalo y Rikiel. Ellos le dan aliento para vivir el día a día, puesto que en el amor, no le ha ido muy bien.
∆Stands: Si, pero no tienen mucha relevanci...
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Noriaki estaba feliz con su familia, no tenía nada de lo que quejarse y eso era bueno, los niños crecían más y ya no los necesitaban constantemente, una sonrisa se dibujaba en sus labios cuando los veía irse a los tres tomados de las manos y regresar de la misma manera, eso indicaba que estarían para protegerse y apoyarse entre sí. A veces pensaba que eso quizá le hizo un poco de falta ¿Qué se sentiría tener una hermana o hermano? Quizá no lo sabría en esta vida pero probablemente era algo tan cercano como la amistad que tenía con Jean o Jotaro. Recordar eso le hizo pensar en algo más, ya había pasado bastante tiempo desde que estaba con Dio, y los niños ya no eran unos bebés aunque obvio había que seguirlos cuidando ¿Qué tal sí?
Como cada noche luego de dejar a los niños en su habitación descansando fue a la suya para quitarse toda esa ropa de trabajo, le gustaba vestirse elegante y esas cosas pero qué incómodo era utilizar una corbata. Entró y cerró la puerta de la habitación para ir frente al espejo y empezar a deshacerla
—Dio~ tarareo con una sonrisa poniéndose de pie y abrazando por la espalda a este
—¿Si?— pregunto ya alfin quitándose ese objeto tan molesto y empezando a limpiar su rostro del maquillaje que usaba normalmente
—Creo que cada vez los niños están más grandes ¿verdad? Pronto Giorno cumplirá once
—Eso es cierto, cada vez son más independientes— terminó de desmaquillarse y volteó para abrazar a la pelirroja, mirándola detenidamente, algo se traía en mente por su expresión
—Recuerdas que algunas veces también cargue a Rikiel ¿verdad?— la sonrisa continuaba en sus labios
—Sí, por supuesto, pero ¿A qué quieres llegar?— ladeo el rostro
—Pues estaba pensando...— esta vez bajo la mirada, quizá sus mejillas estaban un poco sonrosadas, del nerviosismo acariciaba el pecho del contrario con sus uñas —Que tal vez... ¡Podríamos tener un niño!
—¿Un niño?
—¡Si! Bueno... Lo que pasa es que he cargado a Rikiel de bebé y he cuidado a los niños, lo cual me ha hecho muy feliz, pero me pregunto ¿Cómo sería cargar una vida dentro de mí? De seguro es toda una travesía diferente— alzó la mirada aún sonriendo
Rió bajito —De acuerdo, no me opongo, sé que serás la mejor madre del mundo— beso su frente —Además... No estaría mal si empezaramos a intentar desde ahora ¿verdad?— le susurró apretando su cintura
Probablemente ya se imaginan lo que sucedió después de aquello...
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Aún así algo no parecía ir bien, ocurrió un año en el que estuvieron esperando tener suerte de traer un nuevo miembro al hogar, sin embargo, no ocurrió.
