Dio Brando es un abogado de 27 años, que tiene que cuidar a sus cuatro hijos: Giorno, Donatello, Ungalo y Rikiel. Ellos le dan aliento para vivir el día a día, puesto que en el amor, no le ha ido muy bien.
∆Stands: Si, pero no tienen mucha relevanci...
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Debido al incidente de la semana anterior se tuvo que postergar la salida al parque de atracciones hasta esa semana, habían decidido cambiarlo al viernes.
El destino sería el mismo, por lo que quedaron de verse en la tarde, aunque tuviesen muy pocas ganas de hacerlo, desde el último encuentro Jotaro tenía más odio a Dio, por el simple hecho de no explicar que tramaba este último con la pelirroja, y aunque se lo habían explicado prefería no bajar la guardia.
La tarde transcurrió sin mayor problema y luego de merendar se despidieron, había sido una semana agotadora.
Ya en casa, como de costumbre se encargó de bañar a los tres pequeños y mandarlos a dormir, pero como era viernes decidieron ver una película en su habitación, la colocó y fue a tomar una ducha.
Se quedó recostado en la bañera un rato pensando un tanto su situación, puesto que al día siguiente tendría a Noriaki de visita en su casa, aún no comprendía del todo porque ella se había comprometido a visitar cada semana a su hijo, realmente eso le hacía sentir de alguna forma mal, y también se preocupaba porque eso indicaba que no estaba haciendo lo correcto a pesar de dedicarse lo más posible a sus hijos le sería imposible llenar el vacío de una madre.
Ya terminado su baño bajó a beber agua y en eso el teléfono convencional sonó, se acercó pensando que sería alguno de sus amigos pero se sorprendió al escuchar quien era.
—Hola Dio ¿Cómo has estado?
Simplemente no sabía de qué forma responder sin salirse de sus cabales, sobo el puente de su nariz y respiro profundo
—Hola ¿Para qué llamas?
—Hace unos días me habías llamado y quería saber para qué era
—¿Ahora? ¿Tardaste tanto en decirme eso? ¿Qué tal si ocurrio algo malo y me llamas en estos instantes?
—Estaba algo ocupada ese día
—Alessa, Giorno estuvo muy mal, hasta pensé que lo perdería ¿Sabes? es más aún recuerdo como estuvo llamando a su madre desesperadamente y ¿adivina qué? Ni siquiera te dignaste en contestarme
—Yo... realmente no pensé que...
—Realmente estoy molesto ¿Cuándo cambiarás?
—Dio, en este instante tengo otro niño del que hacerme cargo... es por eso que he estado un poco ocupada
