Dio Brando es un abogado de 27 años, que tiene que cuidar a sus cuatro hijos: Giorno, Donatello, Ungalo y Rikiel. Ellos le dan aliento para vivir el día a día, puesto que en el amor, no le ha ido muy bien.
∆Stands: Si, pero no tienen mucha relevanci...
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Entonces, mientras llegaba a la casa de esta se dijo a sí mismo que no era así, que no estaba enamorado, que no le gustaba, que no le pasaría lo mismo otra vez. Una vez que llegó tocó el timbre, esta vez le había llevado unos chocolates, que en una de sus tantas conversaciones comentó que era su favorito.
Se levantó del sofá, se miró en el espejo una vez más y salió a recibir al recién llegado, con una sonrisa.
—Buenas noches señorita— tomó la fría mano y plantó un beso en el dorso de esta, mirándola, solo ahí se fijó de un pequeño detalle, de todas esas veces que habían salido era la primera en la que le veía con el cabello suelto, y realmente ese pequeño detalle la hizo lucir más hermosa de lo que ya era —Te ves tan hermosa— pensó en voz alta, luego que lo notó desvío la mirada, se le habían teñido las mejillas
—Buenas noches— una risita escapó de sus labios al mirarlo reaccionar de esa manera —Tu también te ves muy bien hoy— la sonrisa continuaba en su rostro
—Te traje esto— aún desviaba la mirada, pero le extendió la caja de chocolates
Tomó la caja con una sonrisa, por alguna razón en ese instante le parecía mirar al Dio de diecisiete años —Gracias por recordar que son mis favoritos— un leve sonrojo cubrió sus mejillas —¿Nos vamos?— lo miro asentir, cerró la puerta y fueron hasta su auto.
Cuando se dispuso a conducir decidió hablar, aunque estaba bastante confundido aún —Gracias por acompañarme, realmente pensé que iría solo hoy
—No te preocupes, para mi es un gusto— miro por la ventana —¿Qué clase de evento es?
—Bueno suelen hacerlo anualmente con otros bufetes de abogados, no es la gran cosa pero nos obligan a asistir
—¿No querías venir?
—Preferiría descansar un sábado por la noche, pero como voy contigo valdrá la pena— le miró de reojo
—Que cosas dices... No soy tan especial— volvió a reírse, un poco nerviosa porque no estaba acostumbrada a asistir a eventos así, por lo general, cuando solía haber uno no asistía, no le gustaba estar rodeada de muchas personas. No tardaron más de quince minutos en llegar, alguien se encargó de estacionar el auto, e ingresaron al salón, era grande, de vidrios largos y oscuros, suspiró para sí misma, necesitaba mostrarse segura.
Cuando entraron se encontró con varios conocidos a los cuales no dudó en saludar —Tenía tanto tiempo sin verte, Telence— sonrió apretando la mano del contrario
—Lo mismo puedo decir Dio— se miraron un rato en silencio —¿Y esta hermosa dama? ¿Quién és? ¿Tu nueva esposa?
Frunció el ceño —No, es una amiga del colegio, Nori te presentó Telence D'Arby, Telence ella es Noriaki Kakyoin—
