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—Realmente es una gran coincidencia que nos hayamos reencontrado— medio sonrió colocando las dos tazas de té

—Pienso lo mismo, estoy sorprendida de lo pequeño que llega a ser el mundo— bebió un poco el té buscando calmar sus nervios

—En algún momento pensé que volverías a Japón, o eso había escuchado

—Bueno, si deseaba volver a mi ciudad natal, pero terminé por acostumbrarme y decidí quedarme, quizá en algún momento vuelva

—¿Ya te casaste?— preguntó directamente, ya que esperaba una respuesta bastante obvia

Se sonrojo por la pregunta pero aún así no agachó la mirada —No, aún no tengo planes de ese estilo— sonrió amablemente —¿Y tú? ¿Quién es la madre de todos tus pequeños?

Se sorprendió por la respuesta, al inicio había pensado de que se había casado con Jotaro, pero al conocer a Marina eso cambió, luego pensó que quizá estaba con alguien más —Pues...— suspiro por la pregunta —Es algo complicado de explicar y una larga historia

—Puedo escucharla si deseas contármelo— dijo

Y luego de aquello la charla se extendió, casi sin notarlo, ambos fueron a la cocina y la pelirroja le ayudó a preparar el almuerzo, mientras conversaban de algunas cosas que habían ocurrido durante sus vidas en ese tiempo, una que otra sobre la vida colegial. Así por unas cuantas horas más, la plática era agradable y la hubiesen mantenido por más tiempo si no hubiese sido por el hecho de que los tres pequeños llamaban la atención.

Giorno interrumpió sentándose en medio de ambos —¿De qué tanto hablan?— miró a ambos

Los otros dos fueron acercándose —Mejor juguemos— dijo Donatello

—De acuerdo ¿A qué quieren jugar?— sonrió mirando a los tres, ya tendrían tiempo en algún otro día para continuar conversando

—¡A las escondidas!

—¡Papá, tu cuenta!— dijo el menor de todos, saliendo junto a sus hermanos a esconderse.

—De acuerdo, de acuerdo— se puso de pie y fue a una columna a contar cerrando los ojos, escucho pasos por el segundo piso, por lo que ya sabía a dónde debía ir a buscarlos. Luego de que termino la cuenta, busco en el primer piso por si las dudas pero no encontró a nadie, subió al segundo piso, primero llendo a el cuarto de juegos, ahi encontro a Donatello escondido debajo de un montón de peluches —Ahora ayúdame a buscar al resto— dijo casi en un susurro.

Así los dos rubios empezaron su búsqueda al resto, por su parte Donatello encontró en un armario a Ungaro, y Dio a Giorno, únicamente faltaba Noriaki, la búsqueda duró unos minutos y finalmente lograron encontrarla en la habitación de los niños. El juego continuó turnándose conforme se encontraban, la tarde transcurrió entre risas y juegos, sin haberlo notado ya había anochecido.

⧼╹𝐿𝑎 𝐹𝑎𝑚𝑖𝑙𝑖𝑎 𝐵𝑟𝑎𝑛𝑑𝑜╻⧽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora