Dio Brando es un abogado de 27 años, que tiene que cuidar a sus cuatro hijos: Giorno, Donatello, Ungalo y Rikiel. Ellos le dan aliento para vivir el día a día, puesto que en el amor, no le ha ido muy bien.
∆Stands: Si, pero no tienen mucha relevanci...
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Unos meses después
Narra Noriaki
Un año... Sin duda un largo año, mañana sería nuestro primer aniversario como pareja, no sabía si estaba emocionada o feliz; ese año enteró había válido la pena sin duda alguna, ahora estaba más segura que nunca que ese rubio con sonrisa encantadora era el amor de su vida desde que lo miro por primera vez, agradecía las coincidencias o quizá el destino que los hizo unirse; por supuesto que todo eso no había sido del todo fácil... Si bien antes de que tuvieran algo oficial solía pasar más días en casa de los Brando que en su departamento, convertirse en "madre" era algo mucho más complicado, criar niños era un gran reto que igual decidió tomar, siendo sincera ella misma, antes de reencontrarse con él no había pensado ni siquiera en la idea de tener hijos y pues ahora quizá sus planes habían cambiado un poco; aunque algunas veces solía preguntarse si lo estaba haciendo de la forma correcta, luego de Dio el ejemplo para ellos era ella.
Ese día para su suerte había tenido turno de día, probablemente se desocuparía temprano e iría a casa, a diferencia de ella el rubio últimamente pasaba muy ocupado y llegaba tarde, fuera de eso sus horarios se cruzaban y apenas podían verse, últimamente las palabras que más cruzaban eran "Buenas noches o buenos días", de acuerdo, se sentía un tanto distante pero ya era lo suficientemente madura para comprender que ambos eran adultos y tenían obligaciones, además él le aseguró que ese ajetreo lo tendría hasta esa semana, todo volvería a la normalidad otra vez.
Narrador
—¡Nori! ¡Ey!
—¿Q-Qué ocurre?— salió de su trance al escuchar su nombre
—Hace 10 minutos estoy aquí esperándote, ya termino tu turno— se cruzó de brazos
—¿Enserio?— armó todo el rompecabezas —¡Disculpa Anne ando un poco distraída!— se excusó —Esperame un minuto iré a... Traer mis cosas— salió corriendo
(Tch... Antes no era así de distraída... Que gran mentira) suspiró y decidió esperarla en la salida
—¡Ya llegue!— respiraba agitada —Había olvidado que vendrías a verme, lo siento
—No te preocupes, ya nos hacía falta conversar un rato sobre algunos asuntos— empezó a caminar
—¿Asuntos?— caminó junto a ella, no tenía idea de a dónde irían pero no importaba tampoco
—Sí ¿Cuándo fue la última vez que nos vimos?— se quejó —Cada vez nos vemos menos
—Lo siento... Estas últimas semanas he estado más ocupada de lo normal, pero ya alfin termino— suspiro
Entraron a una cafetería y pidió un té —Tranquila...— suspiró —¿Cómo vas con tu rubio?— posó su mentón sobre una de sus manos con una sonrisa
