48.

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Volví a la entrada y me agaché con cuidado, recogí el sobre y lo abrí. ¿Una nota?

"Quien con fuego juega..."

Luis me quitó la nota de las manos y lo leyó en voz alta. Me agaché de nuevo para coger la caja y había un montón de fotos de mi familia. Me empecé a marear, me apoyé en el mueble de la entrada y todas las fotos se cayeron al suelo. Mientras caían vi algo escrito detrás de una de ellas.

"Esto es lo que más te importa y a mí lo que estoy haciendo, sí yo caigo tú caes conmigo".

— ¡Joder! — Chillé. — Joder, joder, joder.

Recogí todas las fotos y le quité la nota de las manos a Luis. No le dio tiempo a reaccionar y cogí el móvil para llamar a mi familia. Un tono, dos, tres, cuatro... no cogían el teléfono. Lo volví a intentar...

—¿Eva? —Escuché a mi madre decir.

—Hola mamá, ¿estás bien?— Contesté preocupada.

—Yo sí, ¿y tú?

— ¿Por qué no cogías el teléfono?

— Estaba en el baño, ¿qué pasa?

—Nada mamá perdona, ¿mi hermano está bien también?

—Todos bien hija, tengo que dejarte que se me quema la cena. Llámame mañana y hablamos tranquilamente, ¿vale? Te quiero.

—Te quiero mamá.

Nada más colgar el teléfono rompí a llorar y los brazos de Luis envolvieron mi cuerpo. Intenté reprimir mis lagrimas pero no podía y lloré hasta quedarme a gusto.

—Si no me lo cuentas voy a tener que llamar a Caleb para que hables y no nos va a gustar a ninguno de los dos, te lo aseguro.

—Si te lo cuento se lo vas a decir y va a volver a entrar en el negocio del que acaba de salir. Por eso no he dicho nada, no quiero eso para él.

—¿De qué estás hablando?

— De Jacob.

—¿Jacob? —Volvió a repetir.—¿Qué tiene que ver esa rata en todo esto?

— Daniel esta en el caso del contrabando de menores. Él no sabe que quien está detrás de eso es Jacob y la policía está intentando averiguar quién ha sido. Estoy ayudando a Daniel con esto sin meterme pero...

—Pero Jacob sabe que estás detrás. —Asentí. —¡Mierda, Eva! ¿¡Y qué pretendías venir aquí y cogerle!?

Se llevó las manos a la cabeza, cogió las fotos y las miró. Volvió a leer la nota y me miró.

— Es tu familia. ¿Crees que tu amigo puede cogerlo sin meterte a ti en el ajo? ¿Qué crees que va a decir Jacob a la policía si es que consiguen cogerle?

—¡No lo sé!— Grité.

— ¡No sabes ni la gravedad del asunto! ¿Cuál era tu plan?

—Luis, mi plan ha cambiado. Mi plan... era ayudar a Daniel a que cogiese a Jacob y no implicarme, que fuese algo de la policía.

— Voy a llamar a Caleb...

— ¿Ah, si? Y qué le vas a decir. — Pregunté nerviosa. — ¿Quieres meterle en esto de nuevo?

—Prefiero eso a que acabes muerta, porque si seguimos este plan tuyo es lo que va a pasar, vamos a acabar todos muertos incluido tu amigo.

Me senté en el sofá mientras él se marchó marcando el teléfono que supuse que sería de Caleb, cuando sonó la puerta de casa y me quedé sola volví a mirar las fotos y aquella nota. Me levanté cogiendo el ordenador y me marché a mi despacho. Todavía tenía algunos detalles del caso de Caleb y los ojeé. Esperé a que mi ordenador funcionara y limpié el corcho que tenía para hacer los mapas. Divisé a Luis en el marco de la puerta cuando me giré, lo vi cruzado de brazos con un rostro impasible.

— ¿Se lo has dicho? —Pregunté aun sabiendo la respuesta y asintió. —¿Qué ha dicho...?

— Mañana estará aquí.

— ¿No te ha dicho nada más?— Por su cara vi que no me iba a contar nada más y no insistí.

Luis desapareció de la puerta y yo volví a echar un ojo a los correos de Daniel, me recordó al caso de Caleb cuando me daba contra un muro cada vez que encontraba algo. Mi móvil sonó en el comedor y me levanté buscándolo. Luis lo tenía en la mano mirando quién llamaba.

— Tu amigo. — Me dijo. Alargué la mano para alcanzar el teléfono pero no me lo dio.

— Dámelo.

— Ninguna comunicación con nadie hasta mañana que llegue Caleb. Solo sigo órdenes.

— Le he dicho que venía, si no se lo cojo al final acabará viniendo a casa. Por lo menos déjame decirle que ya le llamaré.

— Voy a descolgar el teléfono y se lo dices, luego colgaré.

— Lo que digas.

La llamada se colgó pero Luis llamó de nuevo, Daniel no tardó mucho en descolgar y responder.

—Hola preciosa, ¿ya has llegado? — Vi la cara de pocos amigos que tenía Luis. — ¿Te apetece que vayamos a cenar?

— Hola Daniel, todo bien. Ahora mismo no puedo ir a cenar pero en cuanto esté libre hablamos, ¿vale?

—De acuerdo, llámame.

Luis colgó sin ningún miramiento y se guardó mi teléfono móvil en el bolsillo, no teníamos nada para cenar y la nevera estaba vacía completamente.

— Podrías llamar para que nos traigan algo de cenar. —Sugerí.

— Ahora bajo a comprar algo, ¿crees que sabrás estarte quieta media hora?

Hice una mueca y me marché al despacho de nuevo, no tenía ganas de seguir investigando nada. Por mucho que encontrase algo y la policía consiguiera pillarle... caería yo también, y Caleb.

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