Los días siguientes los pasé en casa haciendo la maleta y me acerqué a ver a mi madre, le dije que me iba pero no a dónde ni con quién.— Pero, ¿cómo te vas a marchar Eva?
—Mamá, he pedido un excedente, puedo volver cuando quiera.
—¿Y a dónde te vas hija?
—Pues ya veré, quiero viajar, descansar...
—Llámame de vez en cuando...
—Pues claro.
Y supe que la verdad no le iba a gustar así que me ahorré un disgusto que no iba a servir para nada. Terminé las maletas , Caleb solo lo veía a la hora de cenar casi o cuando me quedaba dormida y me llevaba a la cama.
—¿Cuándo nos vamos a marchar? —Le dije medio dormida.
—Cuando termine unos asuntos que tengo que cerrar, duérmete.
—¿Qué asuntos? —Y a la cabeza me vino la mala idea de las drogas. —¿Has vuelto a lo que hacías antes? Me dijiste que lo ibas a dejar.
—Y lo he dejado, Eva. Solo estoy ayudando a un amigo, un viejo amigo. ¿Tienes todo listo?—Asentí con la cabeza y me quedé dormida.
Cuando me desperté Caleb no estaba ahí y me quedé remoloneando en la cama un rato hasta que mi tripa rugió de hambre. Me levanté y había una nota en la nevera.
Te he traído el desayuno, lo tienes en el comedor. He salido a hacer algunas cosas, esta noche nos marchamos.
Se me quitó el hambre de golpe y la realidad me golpeó en la cara, nos íbamos. Volví a revisar mis maletas para ver si lo llevaba todo, metí mi portátil y mi libro electrónico. Me duché, cambié de ropa, peiné, recogí la casa y entré en el despacho. Me encontré con algunas fotos de Caleb en la cajonera y la carpeta del último caso, las niñas. Volví a abrirla y repasé lo que se me había escapado; Jacob. Apunté en un post it su nombre y lo pegué junto al de las niñas, estaba tan metida en ver qué se me había pasado por alto que no note cuando Caleb llegó.
—¿Estás lista? —Escuché a Caleb en el pasillo.
Estaba lista pero debía resolver aquello, no quería que más niñas pasaran por lo que pasaron esas cinco chicas. Guardé la carpeta cuando estaba entrando y me dije que seguiría con mi portátil cuando estuviese en Fiji.
—Lista. —Le dije cuando empujó la puerta del despacho.
—He traído algo de cenar, ahora van a venir a por las maletas y nos esperarán en el avión.
—¿Y tus maletas? —Pregunté viendo que no venía con nada.
—Ya están en el avión, cielo. —Y me sonrió.
Cenamos, vinieron un par de hombres a llevarse mis cosas y me sentí un poco de pena pero se me quitó cuando Caleb me cogió la cara para besarme.
—¿Estás segura de querer hacer esto? —Me preguntó y me extrañé de lo bien que me conocía en tan poco tiempo.
—Segura. —Vi que no se quedaba muy convencido.—Estoy segura, Caleb.
Cerramos las ventanas, cortamos el agua, la luz y el gas. Salimos cerrando aquella puerta y mentalmente me despedí de mi casa por un tiempo. Me pidió que me quedara en el portal mientras él iba a por el coche y un poco de adrenalina invadió mi cuerpo, lo que estaba haciendo estaba mal y lo sabía.
Unos diez minutos después llegó con un coche de lo más simple y me reí por lo absurdo que parecía todo. Abrí el buzón por última vez y metiendo las cartas que habían en mi bolso salí hacia el coche de Caleb.
— Todavía no me creo que vayamos a Fiji... —Le dije intentando esconder mi felicidad.— Dime que no es una broma...
—No lo es, cielo. Nos vamos.
El coche se puso en marcha, no conocía el aeródromo al que nos dirigíamos pero supuse que tenía que ser muy pequeño y poco concurrido para que Caleb decidiese tener ahí su jet.
—¿En qué piensas? —Me dijo mientras yo miraba por la ventana.
— En lo mucho que han cambiado las cosas... ¿Cuánto dura el vuelo?
— Pues unas cuantas horitas, pero tienes una cama si quieres dormir.
—¿Una cama? —Pregunté extrañada, nunca había subido en un jet privado.
—No te dejes impresionar así de fácil, cielo. —Me dijo y noté que ponía su mano en mi pierna y me relajé completamente. Este era el efecto de Caleb en mí, para bien o para mal.
Llegamos al aeródromo y nos bajamos de coche, todo estaba bastante oscuro y había varios hombres en el lugar. Caleb se paró a saludar a varios y caminamos hacia un jet que de lejos parecía más pequeño. El interior era puro lujo, dos habitaciones y un baño. Cuando subimos los pilotos ya estaban en la cabina y un chico nos dio la bienvenida.
—Ahora vuelvo. —Me dijo Caleb y lo miré con cara interrogante.— Voy a hacer una llamada y nos vamos.
Asentí sentándome en el asiento y mirando todo lo que me rodeaba. Me asomé un poco donde estaban los pilotos que no paraban de tocar los botones que había y vi a Caleb por la ventanilla hablando por teléfono bastante tranquilo.
—¿Quiere algo de tomar? —Me dijo el mismo chico que nos había dado la bienvenida.
—Agua estaría bien. —Contesté con una sonrisa.
El chico llegó con una botella de agua y me la tendió, Caleb subió y cerraron las puertas.
—Abróchate el cinturón. —Me dijo sentándose a mi lado.
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¡Nos vemos en el siguiente capítulo!
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Sin pruebas. ©️ ✅
RomanceEva es agente especial del FBI, su superior le asigna un nuevo caso; atrapar a Caleb White, un peligroso narcotraficante. Eva recluta a un equipo pero todas las pruebas que siguen les llevan a lo mismo, a nada. -Explícame por qué Caleb. -Me revolví...