Capítulo 11

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Narra Olivia

Qué íbamos a hacer ahora? Era lo que pasaba por mi mente todo el tiempo, todo lo de mi padre, lo mío, nuestros ahorros, nuestros recuerdos, todas nuestras cosas que ahora estaban consumidas por el fuego. Mi padre, que estaba de una forma que nunca había visto, desesperado, enojado, furioso, todo a la vez, realizaba llamadas a quien se le cruzase por la mente. Mi madre me llamó también, para preguntarme cómo estábamos, si alguien había resultado herido, que por fortuna no pasó, y esas cosas.

-Eu Olivia- una voz me sacó del trance y giré para verla.

-¿Que?

-Gracias- dijo Mateo- te debo una grande- sonreí con pocas ganas y volví a contemplar mi casa que ya no lo era...

-Pasen la noche en casa- Anunció Pedro. Luego de que mi padre insistiera en que no, que íbamos a ir a un hotel o algo así terminamos accediendo, y fuimos todos para allá.

La casa nos acogió nuevamente, me dolía en el alma ver a mi padre de esa forma, todavía no lograba entender porque había pasado eso.

-Mateo, dale tu cama a las chicas.

-¿Eh?- miró indignado a su padre.

-Ya me escuchaste.- Terminó por dejarnos la habitación después de protestar para sus adentros.

-No toquen nada- advirtió y cerró la puerta. Ya era tarde.

-Que mala onda es este chico, se parece a vos- dijo Agostina.

-Ni me digas.

Ambas nos acostamos en la cama, dónde Agostina quedó sumida en un sueño mientras acariciaba su largo cabello rubio. Intenté hacer lo mismo, pero las imágenes de la casa en llamas venían a mi mente una y otra vez sin dejarme dormir. Me levanté y me dirigí hacia la cocina para buscar algo de agua, en el salón se encontraba durmiendo mi padre en el sillón, y había un colchón en el piso dónde descansaba Mateo. Tomé un vaso y agua y quedé mirando hacia la oscuridad.

-¿Que hacés?- Mateo apareció de la nada a mi lado y casi me dio un paro cardíaco.

-Tarado, me cagué toda.

-Que bueno...

-¿Ya se te pasó lo amistoso?

-No se, igual, más vale que empecemos a llevarnos mejor, porque así va a ser muy difícil.

-¿Cómo difícil?- pregunté confundida, y perdida en la lindura de este pibe insoportable, estaba con unos shorts que le llegaban hasta el muslo, en cuero, y con el pelo algo despeinado.

-Cuándo te fuiste para mi cuarto, nuestros viejos estaban hablando sobre qué hacer, y hasta que tu viejo consiga lugar, vos y el se van a quedar acá.- Reí irónicamente- A tu hermana la encajaron en lo de una amiga de ella, pero vos cómo no tenés amigos- puse mala cara- te quedás acá...

-¿Es joda no?

-No, mirá que traté de convencerlos para que no te quedes pero no hubo caso- bromeó.

-¿Que necesidad de basurearme así?

-Perdón pero vos hacés lo mismo.

-Porque vos me lo hacés a mi, me defiendo viste.

-Pero...

-¿Pero que?- insistí para que terminara la oración.

-Nada...- sonrió levemente- Bueno, ¿Qué hacías acá?- preguntó de nuevo.

-No me puedo dormir.- Contesté.

-¿Te quedaste traumada?

-No, traumada no... Con culpa.

-¿Culpa de que? Si vos estabas abajo, pudo haber sido la fogata esa que tienen, o eso dijo tu viejo.

-No, no pudo haber sido eso, estaba apagada.- Mateo me miró de una forma distinta, parecía comprenderme. De la nada, la imagen se me vino a la cabeza.

-La compu...- Pronuncie con un hilo de voz.

-¿Eh?

-La compu, la dejé encendida arriba de la cama, y se sobrecalentó.

-¿Nunca te dijeron que no hay que dejarla sobre la cama?- preguntó exasperado- ¿Y que vas a hacer ahora? ¿Le vas a contar?

-Tendría que hacerlo... pero.

-No te animás- terminó la frase por mi y asentí con la cabeza. Fue mi culpa, yo destruí todo, por despistada. Las lagrimas comenzaron a correr mi cara y traté de retenerlas pero no hubo caso. No quería llorar con el ahí, viéndome.

-Ey ey, shh, no llores, uno siempre se manda cagadas.

-Si, pero mirá la cagada que vengo a hacer, ahora no tengo casa- Me secaba las lagrimas sin éxito, no paraban de salir- perjudiqué a todos, a mi familia, a ustedes por tener que bancarnos, mirá lo que casi le pasa a tu hermano...

-Pero lo salvaste Oli- Mateo me abrazó y descanse la cara en su pecho, era la primera vez que me llamaba Oli- Ya está, si seguís culpándote no va a servir de nada, yo creo que te vas a sentir mejor cuándo le cuentes todo a tu viejo- sus manos acariciaban suavemente mi espalda.

-Así me caes mejor- dije por lo bajo, el soltó una risa y al cabo de unos minutos nos separamos, cada uno se fue para su lado, entré y vi a mi hermana durmiendo tranquila, mañana tenía que decirle la verdad a mi padre.


Ocho Cuarenta|| TRUENODonde viven las historias. Descúbrelo ahora