Capítulo 21

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Mateo

-¡Mateo perdón! - fue lo ultimo que alcancé a escuchar.

Me levanté al día siguiente en mi carpa, no sabía cómo había llegado ahí ni que había pasado. La cabeza me dolía a mil. Salí de la tienda y me dirigí hacia las bebidas, estaba muerto de sed.

-Buen día- saludó alguien atrás, bastante enojado.

-Hola pa- no me di vuelta, se venía el reto por lo de ayer, y seguí bebiendo mi agua.

-¿No vas a decir nada? - Lo miré por el hombro sin ganas de discutir, la cabeza me latía demasiado- ¿Vos te pensás que no nos preocupamos? Mateo, estuvimos toda la noche buscándolos cómo locos, no sabés cómo se puso el padre de Olivia, casi me mata a mi, y a vos. Son unos irresponsables, además, casi me agarra algo cuándo te vi ahí tirado en el piso. ¿Qué carajo pasó? - Hice memoria y me acorde de la situación de ayer, seguía con bronca.

-Me habré desmayado, no se, no me acuerdo.

-¡Y mas vale que no te vas a acordar! Te trajimos a upa pendejo. Estabas re tonto, encima Olivia parecía en shock, no quería hablar.

-Bueno, perdón.- Mi viejo me miró exhausto, negó con la cabeza y me dejó solo con la botella ya vacía en mano.

Saludé al Tete con miedo, pero este sólo me regalo una sonrisa amistosa, con el no había problema, hasta que apareció Olivia, con su cabello rubio casi blanco atado en una coleta que dejaba ver sus delgados hombros, nunca se lo ataba, pero así le quedaba muy bien. Me miró y bajó la cabeza.

-Hoy vamos al lago- anunció Pedro terminando de beber su cerveza en lata mientras almorzábamos.

-¿Qué lago? - preguntó Agostina.

Había un lago cerca de por acá, había que cruzar un puentesito y subir por una colina para llegar, valía la pena el esfuerzo, el lugar era muy relajante.

En el trayecto fui caminando detrás de los señores que hablaban sobre temas del laburo, y de tanto en tanto soltaban chistes que solo entendían entre ellos.

-Enano, ¿Qué pasó ayer? - pregunté a mi hermano cuándo por fin pude interceptarlo sólo, estaba re pollera.

-Qué no pasó ayer- dijo el riendo.

-Dale, no estoy para jodas.

-Bueno, que humor, cuándo se fueron, a eso de los treinta minutos los viejos se empezaron a preocupar, papá dijo que debían estar pollereando por ahí, pero con Agos estábamos convencidos de que eso era lo ultimo que harían, parece que se odian ustedes dos.

-Y ... más o menos.

-Bueno- Continuó el- ya a la casi hora salieron a buscarlos, el Tete estaba re caliente y papá trató de calmarlo, después volvieron y a vos te traían cómo a un bebé- rió de nuevo y a mi me agarró vergüenza- y nada, dijeron que los iban a castigar cuando volvamos.

-¿Y Olivia? ¿Cómo estaba?

-No se, parecía enojada, su viejo la cagó a pedos pero ella no dijo ni mu, ¿Por qué te desmayaste?

-Tomé demasiado- Mentí- ¿Qué le dijo? - pregunté de nuevo, volviendo al tema de Olivia.

-Ay que se yo, creí que no te importaba.

-No si, digo, para saber, pero está bien.

En el camino, Olivia no dijo ni una palabra, ni siquiera con su hermana. Al llegar al lago, lo primero que hice fue meterme con mi hermano, estaba hasta las pelotas con el calor.

-¿Oli por qué no te metes? Está linda el agua.- la llamó su hermana.

-No puedo Agos, ya sabés...- Dijo por primera vez en el día. Recordé que estaba indispuesta.

-Tiene razón, mira si se mete y deja todo el lago lleno de sangre, y tiburones no hay para disimular- traté de bromear, pero Olivia puso la misma cara de disgusto de cuando nos conocimos por primera vez. No entendía de que se enojaba, bueno, en realidad si, pero el que debería estar enojado sería yo. Punto uno, ella me dejó literalmente en la friendzone, punto dos, ella me dejó inconsciente de un botellazo, punto tres... No hay punto tres.

Salí del agua y me senté a su lado, decidido a hablar de una vez por todas.

-Hola- saludé.

-Hola.

-¿Qué te pasa?

-¿A mi? Nada, no me pasa nada. ¿A vos? ¿Te pasa algo?

-No no, tampoco, no me pasa nada de nada.

-Que bueno...- centró la vista en las piedras que movía con los pies.

-Bueno algo te pasa, te conozco- dije ya harto.

-¿Me conoces? - rió irónicamente- No flashees negro, que sólo estoy con vos por un error mío, dentro de poco no te veo más y cada uno se va para su lado por suerte- soltó la frase que le dije ayer, enojada- ¿Viste cómo jode?

-Perdón...

-No me pidas perdón, al contrario te agradezco- Volvió a reír- De verdad te consideraba mi amigo Mateo, pero gracias eh, gracias por hacerme sentir de nuevo mal conmigo misma, gracias por confiarte lo que me jodía y después lo uses para defenderte, o ni se por que lo dijiste, gracias por cagarte en la "amistad" que teníamos ¿todo por que? ¿Porque te daba vergüenza admitir que éramos amigos? ¿sabés que? a mi también me da vergüenza ser tu amiga, y no porque vengamos de lugares distintos, si no por la mierda que resultaste ser- Terminado su discurso acercó las manos a los ojos para secarse las lagrimas.

-¿Ves lo que pasa cuándo hablás sin saber? Yo no estoy avergonzado de ser tu amigo... Pasa que yo... Yo la terminé flasheando.

-¿A que te referís?- preguntó y por fin me miró a la cara.

-Nada, total, soy una mierda para vos- me levanté y volví al agua, ahora si enojado de verdad. ¿Qué yo me cagué en sus sentimientos?

Ocho Cuarenta|| TRUENODonde viven las historias. Descúbrelo ahora