Capítulo 31 -Final-

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La desesperación la comió por dentro a Olivia. Mateo había literalmente desaparecido entre las olas, y su miedo fue que le pasara algo sobre todo contra la gran pared de piedras peligrosas.

Se asomó velozmente y logró ver a Mateo luchando contra la corriente, se lo estaban llevando para la pared.

—¡Mateo miráme! ¡Mateo! -Lo llamó, se acostó boca abajo en el borde del piletón y le extendió todo lo más que pudo el brazo. Él lo tomó pero se resbaló. -Dale, agarrate más fuerte, vos podés- gritaba con la angustia subiéndole por la garganta.

—No p ...- Lo volvió a hundir el agua y Olivia no la pensó. Se estiró aún más, provocando que las piedras cortaran fácilmente su abdomen. La adrenalina que sintió le adormeció el dolor y siguió empeñada en alcanzarlo. Mateo volvió a tomar la mano y esta vez hizo una fuerza sobrehumana para no soltarse. Apoyó los pies en la pared y con la fuerza que le quedaba se elevó. Sam que se había dado cuenta de la situación llamó a los gritos al padre de Olivia y ambos ayudaron con la tarea. Sam sostenía a Olivia que se precipitaba al vacío, el Tete se estiraba para agarrar a Mateo de los hombros, y Mateo hacía fuerza para salir a la arena. Finalmente lo lograron y ambos se tiraron shockeados en la arena que se teñía de rojo por la sangre que emanaba de las rajaduras. Mateo se miró los pies, ambos llenos de tajos y tiró la cabeza para atrás cuando el agua salada lo saplicó produciéndole un gran ardor. El Tete preguntaba si todos se encontraban bien, y todos respondieron cansados ​​excepto Olivia, que se mantenía en silencio.

Acostada en la arena con los ojos cerrados, boca abajo, guardó tal silencio que al resto los empezó a preocupar.

—Oli? - Mateo la sacudió del hombro y esta siguió sin responder.— ¡Olivia!

La dieron vuelta rápidamente y pudieron comprobar que su abdomen estaba rajado y cubierto de sangre. Mateo se dio vuelta para borrar esa imagen de la cabeza mientras que el Tete la levantaba.

Agostina llegó preocupada y la comenzó a sacudir para que despertara.

—Olivia! - la llamaba a los gritos— Olivia despertate- con un movimiento rápido, le dio una cachetazo en la cara haciendo que esta abriera rápidamente los ojos — Ven, no era tan difícil.

Abrió los ojos asustada, solo se había desmayado por la baja presión.

—Ay.- dijo cuándo levantó la vista.—Me duele.- tiró la cabeza hacia atrás cuando el dolor le comenzó a comer todo el cuerpo.

—Ya se que duele, veni Mateo ayudame.- habló el padre, y el chico obedeció.

Con delicadeza la levantaron y la llevaron donde se encontraban todas las cosas.

—¿No hay que llevarla a un doctor o algo?- Mateo estaba realmente preocupado, y también le dolían varias partes del cuerpo.

—No, solo es superficial, tengo alcohol y vendas, siempre suelen ocurrir estas cosas.- A pesar de hablar traquilo, el padre si estaba algo nervioso, por un momento pensó que perdía a dos chicos.

Mateo ayudó a Olivia y la apoyó entre sus piernas mientras que el Tete buscaba la botella de alcohol.

—Esto va a arder.- le avisó Mateo sin idea de que hacer. Y así fue. Olivia se retorció de dolor mientras un ardor se le producía en todo el abdomen. -Shh, aguantá.

El padre terminó vendándole delicadamente las rajaduras y se alejó mientras buscaba agua para que tomaran.

—Te juro Teo... que creí que te perdía, cuando te tragó el agua, no supe que hacer...

Ocho Cuarenta|| TRUENODonde viven las historias. Descúbrelo ahora