Capítulo 23

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Mateo

Al llegar a casa pensando que me había olvidado de todos los quilombos, equivocado, miré a Olivia que acababa de encontrar el bolso que había "perdido" ya que estaba segura de haberlo llevado, pero no, ahí estaba y su mirada se posó en mí.

-Mateo- me llamó con tono malvado.

-Presente- Sonreí con todos los dientes.

-¡Te voy a matar!- Dijo y seguido de eso se me tiró encima.

-¡¡Pará!!- pedía entre risas mientras luchaba por sacármela de encima y ella me agarraba de los pelos- Creí que no era necesario.

-¡Era MUY necesario! Mirá por lo que tuvimos que pasar.

-Perdóname- La abracé y ella me devolvió el abrazo quejándose.

-Uyy Mateo, me vas a tener que compensarlo.

-Okey, a la noche te lo compenso- Dicho eso Olivia me miró pasmada.- No seas mal pensada guanaca de mierda, ya vas a ver.- Aunque no hubiese estado mal pasar una noche cómo ella se lo imagino, lo que tenía pensado le iba a gustar para compensar lo del bosque.

Luego de cenar y hablar sobre el castigo que nos iban a poner que consistía en no salir, excepto para el club, no podíamos salir con amigos, ni de joda ni nada, lo típico, nos fuimos a mi habitación.

-Bueno, estoy esperando- dijo impaciente.

-Ahí va- Abrí el armario y me estiré para alcanzar, entre todas la cajas dónde guardaba cosas que no usaba, un juego, que no jugaba hace mil años.

-¿Que tenés ahí?

-Algo que te va a gustar... Pero no le digas a nadie o sos pollo. -Olivia asintió y yo me hice el misterioso con la caja, escondiéndola de ella. Ojalá que nadie se enterara de esto- Prometeme que no te vas a volver loca.

-¡No! ¡Dale!

-Bueno- Me di vuelta y le mostré la caja con el nombre en rojo que decía "Twister"- Olivia lo miró con una mueca rara y sentí cómo mi dignidad se había ido en el viento.

-¡ME ENCANTA!- Gritó arrebatándome el juego de las manos, sonreí satisfecho y nos pusimos a jugar.

-Giro yo ahora- dije agotado de que ninguno iba ganando hasta hora, media hora y todavía no nos habíamos caído. Giré la ruleta y me moví quedando con una mano al costado del hombro de Olivia, la otra bajo su espalda y los pies a sus costados, prácticamente estaba arriba de ella, me había trabado un poco pero quería ganar a toda costa.

-Opa, casi.

-Casi- contesté- Voy a ganar y igual.

-Mmm no creo. Mirá dónde tengo la rodilla- Bajé la vista y estaba justo abajo de mis bolas, jaja.- Intentá hacer trampa y te quedás sin jugadores.

-No te atrevas.

-Mmmm.

-¡Olivia!- Solté una carcajada y ella se unió a las risas.

- ¿Sabés a qué me hace acordar esto?- Dijo.

-¿A qué?

-A la vez que nos quedamos encerrados en el sauna- Se me vino a la mente ese día, y me sorprendí bastante, en ese momento no me bancaba nada a Olivia, y acá estaba, jugando al Twister con ella, y sin saber qué sentía por esa chica.

-¡No! Que incómodo me sentí ese día.

-Yo igual, encima andaba casi en pelotas.

-Yo no entiendo que hacías con un buzo en verano.- Olivia levantó la mano para sacarse el flequillo de la cara, y gracias a eso ambos nos caímos. Las risas volvieron. Nos quedamos quietos, yo sobre su pecho y ella con una mano en mi espalda, tirados sobre la alfombra de colores, las carcajadas cesaron.

-¿Ya estoy perdonado?- pregunté por lo bajo.

-Ya te dije que sí.

-Siento que todavía estas enojada.

-Ya no, sólo me dolió, y... Tengo miedo que de la nada te agarre un ataque así y me trates mal de nuevo.

-No te prometo anda, porque soy de enojarme muy fácil, pero nunca va a ser intencional Oli...

-Eso espero...- Giró la cara y quedamos mirándonos fijo, contemplé cada facción de su cara, sus ojos grises, los lunares que le salpicaban la cara y me pregunté si tendría otros por el resto de su cuerpo, miré sus labios finos con esa montañita que me encantaba, y por acto reflejo humedecí los míos.

-Emm- Se levantó apartándome suavemente- Tendríamos que acostarnos, vos mañana entrenas...

-Si- dije desanimado y me fui a la habitación de mi hermano.

Amigos Mateo, sólo amigos.

Al día siguiente me levanté temprano a eso de las 8 am y me dirigí hacia el Club de Boca Juniors. Entrené decidido a dedicar mi mente el resto de la mañana a solamente el futbol y lo logré. El entrenador me felicitó y me dijo que mi rendimiento últimamente estaba destacando. Me puse feliz, me sentía orgulloso de mí, ya que desde pequeño que ese era mi sueño, llegar lejos. Lo que quedaba del verano era el tiempo para ver si acendiamos o nos ibamos. Asi era, o te quedabas o te echaban.
Me bañé y me cambié en los vestuarios del club y antes de irme a mi casa me desvié a lo de Roció. Quería pasar un rato con ella, y hablar, que últimamente era lo que más necesitaba.
-Hola- entré y la saludé con el cachete.
-Hola, ¿Venís del club?
-Si, estoy muerto- y afirmé mi teoría desparramandome en el sillón del living.
-¿Querés un mate, algo?
-Dale porfa.
Roció preparó los mates y se sentó a mi lado.
-Necesitaba hablar con vos ya que estás.-Dijo
-Acá estoy.
-¿Qué le gusta que le hagan a los pibes?
-Ehh... Depende qué.- Me reí.
-No idiota, me refiero- Dijo trabándose un poco- Quiero... "declararme" por así decir, pero no quiero quedar cómo terrible boluda si me rechaza.
-¿A quién te le querés declarar- pregunté curioso.
-Queti.
-Dale ro- le di un almohadazo en la cara- decimee soy tu mejor amigo.
-Lucho.
-¿Que? ¿Lucho? JAJAJAJA.
-Al re pedo te digo las cosas-Dijo enojada.
-No no, es que el chabon anda re enamorado de vos y siempre parecías rechazarlo.
-¿Que?
-Eso.-Me recosté en el respaldo del sillón con los pies sobre la mesita cómo ganador.
-Al pedo me preparé psicológicamente- respondió cruzada de brazos y haciendo trompita.
-Vos encaralo en la joda del sábado y vas a ver cómo te la sigue... Y después vean que se puede dar, para mi hacen re buena pareja.
¿Vos decís?
-Si Ro...
Ella me tiró una sonrisa y me pasó el mate.
-¿Y vos? ¿Que onda?- me preguntó.
-¿Que onda que?
-Ya sabés a que me refiero no te hagas el boludo. ¿Tenes alguna minita por ahí?
-Ya sabés que no. No se me da.
-Dar se te da, después que te duren es otra cosa..- Bromeó y reí falsamente.
-Por eso te digo...
-¿Gabi? Espero que no te moleste más esa perra.
-No le digas asi...
-Pero es asi, te trató re mal, esta loca esa mina.
-Puede ser... Pero no, no hay nadie.
-Te conozco, se que hay alguna por ahí.
-Hay una- afirmé.
-¿Quien quien?
-Es cómo que... Se que no me puede gustar pero me gusta, somos muy diferentes pero eso es lo que mas me atrae, nunca pensé que me iba a enganchar. De todas formas, no se va a dar.
-¿Por?
-Porque me ve como un amigo.
-¿Que sabés? Tal vez no te lo quiere decir.
-No, no entendes, de verdad soy solo un amigo, me lo dejó bien en claro, ademas debe andar buscando algún cheto yankee con quien planear para irse al Caribe.
-Olivia no es así.
-Yo nunca dije que...
-Sos muy obvio Palacios, Olivia no es así. - Sonrió.
-Da igual, no me da bola.
-Peleala un toque mas Matu, no te rindas así.
-¿Vale la pena?- pregunté sobre todo por como me sentí la ultima vez con Gabi, y decididamente no quería volver a pasar por eso.
-Yo creo que sí.

Ocho Cuarenta|| TRUENODonde viven las historias. Descúbrelo ahora