Capitulo 25

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Olivia:

La semana estaba por terminar, estabamos a Viernes, y el Martes me marchaba, Febrero se terminaba y tenía que volver al colegio en Texas.
Mateo lo sabía, y no paró de organizar planes o salidas para realizar conmigo, a veces solos, a veces acompañados. Se mostraba de una forma distinta, muy distinta a como era el en un primer momento y decididamente estaba enamorada. Sin embargo yo tenía la mala suerte de ser una persona muy insegura y al primero afecto de amor que realizaba hacia el, ya fuese un abrazo un "te quiero", le repetía una y otra vez lo que eramos, solo "amigos" por el simple echo de que se enterara lo que de verdad me pasaba. Tan solo me hubiese gustado saber que pasaría si le dijera la verdad, pero era mejor prevenir que lamentar.

-¿Qué haces hoy?- preguntó Mateo mientras entraba a la cocina de su casa, a pesar de ya tener la mía, era como si siguiese viviendo en este lugar.

-Nada, creo.

-¿Querés venir a una joda?

-Se supone que estábamos castigados.

-Rubia, salimos a todos lados, se deben haber re olvidado del castigo.

-Si pero una cosa es salir por ahí y otra es una joda.

-Dale, no arrugues.

-Bueno. ¿Dónde es?

-En lo de Nacho, somos los mismos de siempre y un par mas, yo ahora salgo un rato con los pibes y a la noche te pasamos a buscar.

-Okey- respondí y Mateo se fue.

¿Será hoy un buen día para decirle todo? De todas formas me iba a ir.
El miedo, el miedo nunca me dejaba hacer nada. Y ahora tenía mucho miedo.

La tarde transcurrió tranquila, Rocío paso por lo de Mateo y me ayudo con la vestimenta. Como estaba escasa de ropa (Según Rocío era todo lo contrario) ella me dio un par de cosas.
Terminé vistiéndome como no me vestía nunca. Yo solía llevar vestidos como ropa usual, o sudaderas grandes. Esta vez llevaba un "top", como dicen acá, rojo y una pollera negra con chatas a los costados, decorado con un cinturón color hueso fino.

-¿Vos decís? no es muy... ¿descubierto?

-Si fuese chabón te entraría- respondió mi amiga con una sonrisa- esa pollera te hace un culito re redondo.

-Si, bueno, el top no me favorece tanto- dije por mis pechos pequeños, y este top lo demostraba.

-Deja de buscarle el pelo al huevo, estas regia.

-Bueno, vos igual Ro- admití, su vestido negro cruzado de atrás le quedaba pintado.

-Los chicos vienen en un rato.

Oculté mi nerviosismo y respondí con una sonrisa. Cuando llegaron, nos buscaron en la 4x4 de Nacho, Mateo iba adelante charlando sobre sus jugadas en la partida de el finde pasado, sin prestar mucha atención y emprendimos viaje hasta la casa.

Cuando llegamos, la música ya estaba puesta, y la gente ya estaba dentro a pesar de que el dueño de la casa no estuviera ahí. Bajé del auto acomodándome la pollera y encontré a Mateo con la vista fija en mi atuendo.

-¿No va conmigo no?- dije con una mueca.

-Todo va con vos Olivia- dijo a mi oído por detrás y entró a la casa.

Nos pusimos a boludear, bailar, y de a poco, iba dando tragos y tragos. Luego de un rato todo parecía darme risa.
Iba dando vueltas de acá para allá con una bebida que ya había olvidado que tenía. En una fui a parar contra una chica menudita que de algún lado recordaba.

Ocho Cuarenta|| TRUENODonde viven las historias. Descúbrelo ahora