14.- Canalla

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Ah ah ah ah ah, esos eran los gemidos de Ricardo de Aragón, quien por cuarta ocasión en una misma noche era usado como un simple objeto de placer por Gilberto De la Fuente

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Ah ah ah ah ah, esos eran los gemidos de Ricardo de Aragón, quien por cuarta ocasión en una misma noche era usado como un simple objeto de placer por Gilberto De la Fuente.

El varón penetraba una y otra vez al doncel sin el más mínimo dejo de ternura, sólo buscando satisfacer sus propias necesidades sexuales.

Ricardo aguantaba el dolor pensando que con el dinero que obtendría podría salir de sus apuros económicos... el doncel estaba acostumbrado a la buena vida y no soportaba pasar carencias, por eso prefirió vender su cuerpo a continuar en la miseria.

Luego de escuchar gruñir a Gilberto, Ricardo sintió como su ano era ampliado aún más por el miembro del macho que se engrosaba para disparar su descarga de semen inundando el interior del doncel.

Poco después, Gilberto desenvainó su virilidad y se levantó de la cama viendo al doncel, que aún resoplaba por la excitación.

Ricardo mostraba en todo su cuerpo señales de las caricias bruscas y besos ardientes... además que de su intimidad brotaba el líquido seminal del varón.

Con una sonrisa perversa, Gilberto dijo: hoy te has portado muy bien, así que te daré una propina extra

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Con una sonrisa perversa, Gilberto dijo: hoy te has portado muy bien, así que te daré una propina extra...

De su billetera, Gilberto sacó un fajo de billetes, el cual arrojó a la cama donde estaba Ricardo... sin decir más, el hombre se metió al baño para darse una ducha.

Mientras escuchaba caer el agua de la regadera, el rubio doncel se levantó con cuidado resintiendo aún el dolor del acto sexual en todo su cuerpo... se vistió, tomó el dinero y salió del elegante departamento para volver a su humilde vivienda.

Nuevamente, Ricardo encontró dormido a Esteban, por lo que sigilosamente se sentó en la mesa para contar el dinero que Gilberto le había pagado por los favores sexuales.

Esta vez, el rubio no se sintió tan humillado, por el contrario pensó que si entregando su cuerpo podía cubrir sus deudas y ayudar a recuperarse a Esteban, continuaría haciéndolo.

Calvario por tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora