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En el pueblo de Santo Domingo, dentro de la mansión de la familia Valencia se vivía una ceremonia que sería inolvidable, al menos para los protagonistas de este evento

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En el pueblo de Santo Domingo, dentro de la mansión de la familia Valencia se vivía una ceremonia que sería inolvidable, al menos para los protagonistas de este evento.

"Señor Francisco Valencia, joven Ricardo De Aragón, los declaró marido y doncel".

Esas fueron las palabras que pronunció el juez para concluir el acto nupcial... la frase resonó en todos los presentes, pero aún más en Cristian De Aragón, quien obligado por su madre sustituía a su hermano Ricardo, que se había fugado con su novio.

Un espeso velo blanco encubría la identidad de Cristian, que temblaba sin saber lo que seguiría al final de la ceremonia, pero él no era el único nervioso... Magdalena, su madre, se limpiaba el sudor de su frente con un pañuelo de seda.

El nerviosismo de la ambiciosa mujer no pasó desapercibido para doña Teresa, que le preguntó: ¿estás bien? te ves pálida...

M: es por la emoción... estoy al borde de las lágrimas...

Como es costumbre en estos eventos, los invitados comenzaron a corear: beso, beso, beso...

El juez dijo con una sonrisa: señor Valencia, ya puede besar a su doncel...

Esas palabras llenaron de temor a Cristian, quien vio a Francisco sonreír y tomar con sus manos el velo que cubría su rostro.

Esas palabras llenaron de temor a Cristian, quien vio a Francisco sonreír y tomar con sus manos el velo que cubría su rostro

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El ojiazul comenzó a levantar el velo para revelar ante todos los presentes el rostro de su consorte.

Pero antes de que el velo fuera levantado en su totalidad, Magdalena cayó al suelo fingiendo un desmayo.

Doña Teresa gritó: Dios Mío, Magdalena ¿qué tienes?

Cristian se acercó muy asustado a su madre diciendo: mamá, ¿qué te pasa? despierta...

El desconcierto invadió a los invitados mientras que Francisco dijo: tenemos que llamar a un doctor...

Su abuela le contestó: sí, pero primero hay que llevarla a alguna habitación para recostarla...

Calvario por tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora