17.- Testamento

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Hace más de 10 años en Santo Domingo

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Hace más de 10 años en Santo Domingo...

La noche reinaba silenciosa y pacíficamente en el colonial pueblo minero, pero en la casa de una de las más acaudaladas familias de la región se desataba el infierno... era el hogar de los De Aragón, y dentro de su habitación Magdalena era acusada fuertemente por su esposo, don Teodoro...

T: eres una mujer infame Magdalena, pero todo Santo Domingo se va enterar de tu pecado... me engañaste, pero te va salir muy caro, tú y ese bastardo se van a ir de mi casa, se van a ir a la calle...

Con los ojos llenos de lágrimas, la mujer suplicó: no puedes hacerme eso Teodoro, yo soy tu esposa... estamos casados ante la ley de Dios y nada puede romper ese lazo...

El hombre respondió enérgicamente: ¿te atreves a mencionar a Dios después de lo que hiciste? No tienes vergüenza... pero cuando el sacerdote y todos en la iglesia sepan de tu engaño, nuestro matrimonio será anulado... te vas a ir de mi casa como un perro, y agradece que no te echo ahora mismo, pero mañana hablaré con mis abogados para que estés fuera de mi vida cuanto antes... hoy duerme tranquila Magdalena, porque será la última vez en tu vida que lo hagas...

Sin decir más, don Teodoro salió de la habitación dejando a Magdalena hecha un mar de lágrimas... lloraba no por el riesgo de perder a su esposo, sino todo lo que él representaba, una vida cómoda y llena de lujos.

Limpiándose con rabia las lágrimas de su rostro, Magdalena dijo: yo no me voy a ir de esta casa y tú Teodoro, no vas acabar con nuestro matrimonio, antes de eso, soy capaz de cualquier cosa...

Días después en la casa De Aragón, muchas personas llegaban para darle el pésame a Magdalena. Don Teodoro había fallecido víctima de un infarto fulminante, tan inesperado, que era difícil de creer que el prestigiado banquero ya no estuviera entre los vivos.

Un amigo de la familia platicaba con Magdalena: es que todavía me cuesta creerlo, Teodoro era un hombre sano, vigoroso... ¿cómo pudo darle ese infarto, así como así?

Mientras limpiaba sus lágrimas con un pañuelo, Magdalena respondió: créame que para mí es aún más difícil aceptar esto, pero así son las cosas... el médico dice que los infartos no siempre dan avisos, de repente el corazón falla y eso es todo... Dios Mío, no sé que voy hacer sin mi amado esposo...

Amigo: debe tranquilizarse, Magdalena, recuerde que ahora usted es el pilar de esta familia y sus dos hijos la necesitan...

M: sí, mis pequeñitos, ahora ellos son todo para mí... voy a dedicar mi vida para mis hijos, para hacerlos donceles de bien...por ellos no voy a llorar más, no quiero que se traumen por esta pérdida... voy a ser fuerte por ellos...

Calvario por tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora