27.- Amante

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En la puerta de la mansión Valencia, Magdalena se despedía de Ricardo, pues regresaría a vivir a su hogar luego de ser echada por Francisco

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En la puerta de la mansión Valencia, Magdalena se despedía de Ricardo, pues regresaría a vivir a su hogar luego de ser echada por Francisco.

Acariciando la mejilla de su hijo predilecto, la mujer dijo: cuídate mucho por favor y recuerda que en lo que yo pueda ayudarte lo voy hacer, no dudes en recurrir a mí...

Con una sonrisa malvada, el doncel rubio contestó: no te preocupes mamá, yo sé cuidarme muy bien... ya te dije que Cristian no es rival para mí y Francisco no podrá hacerme nada mientras yo lleve a este bebé dentro de mí...

Dándole un abrazo al ojiverde, Magdalena le susurró al oído: no te confíes, recuerda que ese niño no es de Francisco... si él llegara a enterarse, no sé de lo que sería capaz...

En voz baja, Ricardo contestó: pero no hay forma de que lo sepa... solo tú y yo sabemos la verdad y ninguno de los dos hablará... con suerte, este niño será el legítimo heredero de los Valencia y toda la fortuna será para nosotros...

Magdalena se separó de Ricardo sonriendo ampliamente al constatar que tenía frente a ella a un hijo digno suyo, a una persona capaz de todo por dinero.

La mujer abordó el automóvil que la estaba esperando y minutos después abandonó la mansión.

Ricardo entró a la casa encontrándose a Francisco al pie de la escalera, quien con rostro serio le dijo: prepárate porque irás con un médico para que te revise... es un doctor de toda mi confianza y él te hará los laboratorios necesarios para comprobar que estés embarazado...

R: está bien, tú dime a qué hora y yo voy...

El ojiazul respondió secamente: ahora mismo, el chófer ya te está esperando...

Con una sonrisa cínica, el rubio asintió y se dirigió a la puerta para cumplir con lo que Francisco ordenaba.

En cuanto el doncel salió, el varón respiró hondo con la esperanza de que todo fuera una mentira más y Ricardo no estuviera esperando un hijo suyo.

Al anochecer, el rubio regresó a la mansión y entró al despacho, donde Francisco se encontraba bebiendo una copa de whisky.

Ricardo se paró frente a él y sacando un sobre de su pantalón, dijo: toma, aquí están los resultados de los laboratorios... léelos y revisa bien la firma de tu doctor "de confianza", no vayas a pensar que yo la falsifiqué...

Sin decir nada, el ojiazul abrió el sobre comprobando que la prueba de embarazo era positiva... no había ninguna duda, Ricardo sí estaba esperando un hijo.

Calvario por tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora