¡A veces el amor puede convertirse en un calvario!
En una época de caballeros y buenas costumbres, Cristian De Aragón es un doncel que se prepara para convertirse en religioso mientras que su hermano menor, Ricardo, otro doncel, es comprometido para...
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En el pueblo de Santo Tomás, Cristian se encontraba frente a frente con Romeo Arteaga, quien se sorprendió no solo por toparse con el doncel, sino por el ropaje que vestía.
R: Cristian ¿eres tú? ¿por qué estás vestido así?
El pelinegro no quería contarle a Romeo lo que le pasaba, por lo que guardó silencio sin saber qué responder.
El ojiverde insistió: contéstame Cristian... ¿por qué estás vestido como un religioso?
El doncel respondió: porque eso es lo que soy... soy un fraile...
Los ojos del varón se abrieron grandemente al tiempo de expresar: ¿qué? pero ¿qué broma es esta? ¿a qué estás jugando?
Con rostro serio, el de cabellos azabache reiteró: yo no estoy jugando a nada... te estoy diciendo la verdad... mi vida, ahora, está consagrada a Dios...
Muy confundido, Romeo replicó: pero ¿cómo puedes decirme eso? Hace apenas unas semanas cuando nos vimos en Santo Domingo tú eras un doncel normal y vivías con Francisco Valencia...
Cristian interrumpió: eso fue hace unas semanas, hoy mi vida es muy distinta... yo ya no soy el doncel que conociste... te repito que ahora mi vida le pertenece a Dios...
Romeo vociferó: pero es que no pudiste volverte religioso de un día para otro... para serlo hay que prepararse por años...
El doncel aclaró: y así ha sido... desde niño me he preparado para ser fraile, por una serie de situaciones me volví el doncel de Francisco, pero finalmente decidí retomar mi camino como religioso...
Sin creer en lo que escuchaba, el ojiverde preguntó: ¿y Francisco? ¿qué piensa él de todo esto?
Ante esa pregunta, Cristian se volvió dándole la espalda al varón: no quiero hablar de Francisco...
Romeo sujetó por el brazo a Cristian y lo obligó a mirarlo: pues vas a tener que hacerlo porque estoy seguro que algo tuvo que hacerte para que decidieras convertirte en religioso... dime ¿qué fue lo que te hizo?
Liberándose del agarre del varón, el pelinegro respondió con voz alta: suéltame Romeo... yo no tengo por qué darte explicaciones... ¿qué te importa lo que pase conmigo?
R: pues sí me importa, porque yo...
Las palabras de Romeo fueron interrumpidas por el Hermano Luis, quien salió del banco.
HL: Hermano Cristian, ya quedó todo... vámonos al convento...
Decidido a marcharse, Cristian le dijo al ojiverde: adiós Romeo...
