Capítulo 32

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Aiden

Aunque acompaño a Jaxon a su habitación y me quedo con él hasta que se queda dormido, no saco de mi cabeza la conversación con Edward, me ha dejado con un mal sabor de boca y no dejo de pensar en que ha hecho una pequeña insinuación sobre Jessica, quien sea que lo escuchara, podría entender que Jessica no es una chica de fiar, lo que de cierta forma me hace enfadar. Sí hay alguien en que puedo confiar es ella, de eso no tengo duda.

Me voy a mi habitación media hora más tarde y suelto un suspiro pesado en cuanto me tumbo a la cama con el diario de papá. Está claro que mi falta de humor me ha espantado el sueño y deseo que Edward esté en el palacio para ir a hablar con él, cosa que es imposible.

Sobre la cama, hojeo de nuevo el diario de papá, pensar en él y mamá me hace tener esta idea en mi cabeza sobre si ellos hubiesen apoyado mi relación con Jessica, sé que la abuela no tiene nada en contra de mi relación con Jessica a pesar de que no solemos hablar mucho de ello, sin embargo, para algunos miembros de la realeza podría significar un inconveniente el hecho de que salga con alguien que no pertenece a ella. Aunque he leído parte de este diario, hay cosas que decido no leer, por alguna extraña razón, papá tenía la costumbre de saltarse algunas hojas y dejarlas en blanco, la razón de ello me es desconocido, pero es como si tratara de ocultar lo que escribía.

Como no estoy de buen humor debido a lo de esta noche, decido que mejor debo irme a dormir y que ya habrá oportunidad de hablar con Edward.

***

Por la mañana, los golpes a la puerta de mi habitación me hacen despertarme no con mucho ánimo y antes de que pueda salir de la cama, la abuela, junto con Marcus y William tras de ella, aparece en mi habitación con un semblante serio.

—Buenos días.

Murmuro al ver que abre las cortinas de golpe y la luz entra haciéndome arrugar la nariz.

—Sal de la cama, tenemos un inconveniente.

Dice con falta de humor, me quedo unos segundos sentado en la cama, considerando las cosas y después salgo de ella.

—¿Qué sucede?

Pregunto, la abuela sigue junto a la ventana dándome la espalda, está observando los jardines, le doy una mirada a William y a Marcus deseando que los dos expliquen qué sucede, pero no lo hacen, están dejándole toda la responsabilidad de esta conversación a la reina, quien no dice nada.

—Cámbiate y te veo inmediatamente en mi despacho. No demores mucho.

Dice molesta, no tengo idea de lo que puede estar sucediendo, pero no la tiene de buen humor y lo mejor es no cuestionarla y obedecerla, asiento de inmediato y ella sale de mi habitación con Marcus y William detrás de ella, como no quiero hacerla esperar porque seguramente eso la enfadará más, busco ropa limpia en mi armario y después voy a su despacho, no sin antes checar la hora y darme cuenta de que son solo las siete de la mañana.

—¿Qué ha pasado? —cuestiono en cuanto entro a su despacho, la reina ya se encuentra sentada detrás de este y está revisando papeles, no hay nadie salvo ella y no espero a una invitación para sentarme, simplemente voy y me siento.

Me sostiene la mirada por unos minutos que me resultan intensos y tiempo después, busca entre los papeles que tiene sobre la mesa para entregarme un oficio de la corte real. Como todo comunicado, resulta ser oficial y está sellado, lo que me deja con cierto asombro una vez que termino de leerlo.

—¿Es una broma?

Inquiero, mi abuela niega, junta las manos sobre la mesa y me mira.

—Aiden sabes que no siempre tengo control absoluto de todo.

El Príncipe IdealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora