Jessica
Al llegar a la residencia, tal como Aiden promete, me acompaña hasta mi dormitorio, ambos nos detenemos en mi puerta, no hemos dicho ni una sola palabra después de la pequeña conversación.
—Gracias por acompañarme.
Inquiero, su mirada se encuentra con la mía y da un asentimiento antes de pasarse una mano por la nuca.
—Gracias por el hot dog.
Murmura, soltando una risita baja que me es contagiosa.
—Podríamos repetirlo —digo sin pensar, sus cejas se enarcan con asombro por mi propuesta y de inmediato me sonrojo, una risita nerviosa se me escapa—. Claro, si tú quieres, no tienes que decir que sí, tampoco decir que no si no quieres decir nada, solo digo que podríamos repetirlo si te ha gustado, pero eso no quiere decir que es una cita y tampoco. —Ay, Dios, la estoy regando, pienso, estoy hablando sin saber qué estoy diciendo, de nuevo, me encuentro sintiéndome intimidada ante su presencia y nerviosa por mi torpeza—. No, espera, no quise decir eso, mejor pretende que no he dicho nada y...
—Podríamos repetirlo el fin de semana si te parece —dice mirando directamente a mis ojos, ahora soy yo quien lo mira con asombro sin esperar su comentario, tímidamente asiento y su pequeña sonrisa se ensancha—. ¿Puedo venir a buscarte por la tarde?
Sugiere, afortunadamente no tengo planes para mi fin de semana y pienso que puedo darme un pequeño descanso de los estudios, mi corazón late con gran fuerza al tiempo en que asiento en acuerdo.
—Es una buena idea, el puesto de hot dogs abre a las ocho.
Aiden ríe al tiempo en que niega.
—Seguro que podemos hacer algo horas antes, ¿Qué me dices?
Me muerdo el labio, la idea de pasar una tarde con él hace que experimente un par de emociones que, en cualquier otro momento, desearía no sentir, aun así, asiento.
—Suena bien.
—Entonces nos veremos el fin de semana.
Con esto, Aiden se despide y se da media vuelta, dispuesto a irse, me quedo de pie en mi lugar observándolo marcharse, a ambos nos toma unos segundos recordar que tengo las llaves de su auto.
—No puedo irme sin mis llaves.
Murmura volteando de nuevo a verme, me acerco a él, dispuesta a entregárselas, al llegar a su lado, la mirada que me da me resulta tierna y cálida.
—Estaba deseando que te fueras caminando —bromeo y él ríe—. Aquí tienes.
Le entrego sus llaves y sus dedos rozan los míos cuando las toma, provocando que mi piel se erice.
—Nos vemos.
Murmura antes de irse.
***
Presento mi examen el viernes por la mañana, al reunirme con mis amigas, no les cuento sobre mi siguiente encuentro con Aiden para no despertar drama entre ellas, desde el incidente del miércoles, Castriel y Ana se encontraron en la universidad, a pesar de que mi amiga dijo que era un encuentro casual, pienso lo contrario, pues nunca antes nos habíamos encontrado con él o con Aiden, ya que nuestros edificios se encuentran de un extremo a otro, es muy difícil tener encuentros casuales.
El sábado por la mañana, me reúno con mis amigos en la cafetería que está a dos cuadras de la universidad, donde solemos desayunar la mayor parte del tiempo, Ella como de costumbre tiene un libro de estudios y Matt está atento escribiendo en su celular, Ana conversa con Chase sobre los exámenes y el hospital, cuando tomo asiento al lado de ellos, ambos me miran curiosos.
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El Príncipe Ideal
Ficção AdolescenteEl príncipe de Inglaterra vive una situación inesperada con una enfermera, en el hospital en donde ella es pasante. Se vuelven inseparables cuando descubren que asisten a la misma universidad. Jessica solo quiere disfrutar de su último año en la un...