Capítulo 7

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Aiden

Una vez dentro de mi auto, Castriel rompe el silencio entre los dos, la sonrisa socarrona que se le dibuja en la boca me deja en claro que ha hecho su mayor esfuerzo por contener sus palabras mientras salíamos de la residencia.

—Con que ella es Jessica, ¿eh?

Hay cierta burla en sus palabras, como mi mejor amigo, no he podido ocultarle los hechos de mi encuentro en el hospital con Jessica, a quien le han parecido graciosos desde primera instancia, por el tono en su voz, sé que quiere burlarse.

—Di lo que sea que quieras decir, no te golpearé por ello.

—¡Ja! Como si el príncipe fuera hacerlo —se burla de mí—. Es guapa, y vaya que sabe dar primeras impresiones.

—Lo sabe.

Agrego con una sonrisa torcida. Sí, me ha desagradado el hecho de que vomitara en mis zapatos y admito que me ha molestado un poco, pero Jessica tiene algo y creo que estaba más emocionado por el hecho de volver a verla que por lo que estaba pasando.

—Sus amigas también son guapas —inquiere Castriel con una sonrisa, después suspira—. Hacía tanto que no experimentaba algo como lo de esta noche, fue bastante casual.

Sonrío, aunque Castriel y yo siempre solemos buscar maneras de divertirnos, pasamos la mayor parte del tiempo cuidándonos de no ser captados por ningún paparazzi o fanático de la realeza.

—Deberías de invitarla a salir —agrega Castriel después de un pequeño silencio, le doy una rápida mirada antes de volver a concentrarme en el volante.

—¿Tú crees?

—Estás interesado en ella, puedo verlo, no cualquiera hace lo que hemos hecho solo por caridad —dice la última palabra, con comillas en el aire. Niego.

—No las podíamos dejar allí ebrias, lo haría por cualquiera.

—No, no lo harías, te conozco bien, Aiden, probablemente te hubieses asegurado de que llegaran bien a casa, pero no las hubieses llevado tú en tu auto, hubieses pedido un taxi para ellas —dice, cosa que es cien por ciento cierta, en cualquier otra circunstancia, llamaría a un taxi y me aseguraría de que las lleven sanas y salvas a casa, pero el mero hecho de que Jessica estaba allí, no podía solo pedir un taxi para ellas, tenía que asegurarme por mi cuenta de que llegara bien a casa.

Después de dejar a Castriel en su casa, me dirijo al palacio, es algo tarde y hoy no tengo el permiso de la reina para salir, por lo que voy en silencio hasta a mi habitación, no todas las luces del palacio están encendidas, pero si las necesarias para que pueda llegar a mi habitación sin tropezarme, cuando llego, voy al baño para ponerme el pijama, me lavo la cara y al salir, enciendo la televisión y destiendo la cama.

Estoy por meterme dentro de ella cuando escucho pequeños golpes llamando a la puerta, quien está detrás de ella no me da tiempo de invitarle a pasar porque abre la puerta, el rostro de Jaxon se revela, tiene una expresión cansada, seguro estaba dormido, aun así, entra y se aproxima a la cama, sus ojos mirándome asustados.

—¿Puedo dormir contigo está noche?

Pregunta con urgencia en su mirada, le doy un asentimiento y se apresura a ayudarme a destender la cama.

—¿Ha sucedido algo?

—Eric y yo hemos visto una película de terror antes de acostarnos —confiesa avergonzado.

—Si sabes que te dan miedo, ¿por qué accedes a verlas con él en primer lugar?

Jaxon parece pensar bien mi pregunta, una mueca se dibuja en él y se encoge de hombros.

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