Aiden
En algún punto de la noche debo quedarme dormido en mi escritorio, mis ojos están hinchados por culpa del llanto y los malos sentimientos, recuerdo todo y observo los papeles y fotografías desordenados en mi escritorio, me apresuro a guardarlos de vuelta en los sobre manila como si alguien de pronto fuera a entrar a mi habitación y arrebatármelos, una vez que ordeno todo, me levanto de mi lugar y me desabotono la camisa que traigo puesta, está arrugada y desaliñada, pero parece sofocarme.
Me quedo observando el escritorio por aproximadamente un minuto. No hay forma en que mi familia se entere de esto, al menos no es el momento, necesito más pruebas, necesito confirmar que todo lo que William me ha traído es real y no se trata de una simple incriminación.
Para ser sinceros, mi instinto me dice que mi asistente no se ha equivocado, pero conozco las reglas, no puedes simplemente pararte y hacer una simple acusación aun cuando hay pruebas, se necesita más, sobre todo, necesito saber por qué, por qué lo hizo. Me llevo una mano a la boca y me muerdo las uñas mientras pienso en dónde guardar los sobres, alguien llama a mi puerta y me hace sobresaltarme, me apresuro a esconder ambos sobres entre las colchas de mi cama, es un pésimo escondite, pero parece el más seguro cuando la puerta se abre y William aparece, el alivio cruza en mí porque sé que él conoce la verdad.
—Will...
Murmuro y él me da una mirada afligida.
—Alteza...
Se me rompe la voz y me acerco a él para abrazarle, me siento como un niño pequeño cuando acepta mi abrazo e intenta consolarme, me aferro a él porque es lo más cercano a un padre y no quiero que me abandone. Me deja llorar en su hombro todo lo que quiero y cuando consigo calmarme, me aparto de él, me quito con el brazo las lágrimas de mis ojos, un gesto brusco.
—Gracias por conseguir la información, de verdad te lo agradezco.
—No tienes que agradecerme —decide tutearme cosa que me gusta más—. Sabes que confío en ti y no me equivoco al hacerlo, ¿qué piensas hacer al respecto?
—No lo sé, no puedo decirle a la reina y mucho menos a mis hermanos, al menos no es el momento.
—Estoy de acuerdo, quizá será mejor que espere un tiempo hasta encontrar un momento adecuado.
Ese es el problema pienso, nunca habrá un momento adecuado para tocar el tema de mis padres, no cuando la reina decide evadir ese tema.
—Claro, ya llegará la ocasión —concluye y doy un asentimiento. William deja caer un suspiro—. La reina espera verte en su despacho, ha dicho que necesitan hablar antes de ir a la reunión de hoy.
—Bien, me presentaré.
Doy un asentimiento, él sale de mi habitación y me doy una ducha rápida antes de ir al despacho de la reina, necesito relajarme primero y la ducha no sirve de mucho más resulta lo necesario para tranquilizar un poco mis nervios. Agradezco de no toparme con Edward en ningún lado porque si lo llego a ver, perderé el control de inmediato.
Al llegar al despacho de la reina, toco dos veces y espero a que me invite a pasar, cuando lo hace, entro, cierro la puerta y me siento en frente de su escritorio. Su cuerpo está tenso y tiene una postura seria, seguramente ya envuelta en el estrés que le traerá el día.
—¿Dónde has estado a noche?
—Salí a ver a Jessica. —me limito a decir, su mandíbula se contrae y veo que no le agrada, cosa que me extraña—. ¿Está todo bien?
—Necesitamos terminar nuestra conversación.
—Claro. —Por primera vez no me opongo porque por mucho que evada el tema, es realmente necesario—. Pero tengo una condición.
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El Príncipe Ideal
Teen FictionEl príncipe de Inglaterra vive una situación inesperada con una enfermera, en el hospital en donde ella es pasante. Se vuelven inseparables cuando descubren que asisten a la misma universidad. Jessica solo quiere disfrutar de su último año en la un...