Capítulo 47

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Jessica

Aiden vuelve a unir sus labios con los míos, el beso continúa siendo intenso, pero a la vez resulta tierno y dulce para los dos, su boca abandona la mía y baja por mi barbilla, deja trazos de pequeños besos por mi cuello haciéndome olvidar de todo, solo somos nosotros dos en esta habitación, no pienso en nadie más que él, con cada roce de sus labios mi pulso se acelera, deslizo mis manos por sus hombros acariciando la suavidad de su delicada piel, sus músculos se contraen con mis caricias, su respiración es cada vez más agitada y ambos sabemos que no nos detendremos, ninguno de los dos quiere hacerlo.

Juego con los botones de sus pantalones y le ayudo a despojarse de ellos, aunque él hace el mayor trabajo, una de sus manos recorre mi espalda erizando mi piel de nuevo, desabrocha mi sujetador, de un momento a otro, ambos estamos desnudos, somos un manojo de besos y caricias, su mano acaricia mi abdomen y un gemido sale de mí cuando baja más allá de mi ombligo, me arqueo hacia él ante su cálido tacto, mis manos aferrándose a sus hombros y dejando pequeñas marcas en su piel, su boca busca la mía, entre el beso atisbo una sonrisa y su mirada busca la mía, el azul de sus ojos es tan intenso como el marrón de los míos y puedo ver amor, ternura y una pizca de lujuria en ellos, sus dedos se hunden en mí, haciéndome explorar una sensación nueva y placentera, otro gemido se me escapa y me veo suspirando por Aiden, deseando más.

Su aliento me hace cosquillas al rozar mi piel mientras explora mi cuerpo, sus labios recorren mi abdomen, siento mi cuerpo rendirse ante él cuando hunde su cabeza entre mis piernas, un grito de placer se me escapa, su lengua se desliza con suavidad, probándome, llevándome al límite, sus manos sujetan mis caderas con firmeza y su lengua de nuevo me derrite, mis manos se vuelven puños mientras sujeto las sábanas de la cama y me arqueo, Aiden se toma su tiempo, una explosión de placer recorre por todo mi cuerpo, dejándome delirando.

Aiden vuelve a ascender por mi cuerpo, su cuerpo se encuentra sobre el mío, su torso presionando mi pecho, su miembro, duro, contra mí, sus ojos me miran de vuelta con gran intensidad, sus dedos se aferran a mi cintura mientras se coloca sobre mí, impulso mis caderas hacia él, deja escapar un gemido cuando se resbala en mi interior, me besa con aquella intensidad y amor que solo él sabe dar, nos aferramos el uno al otro queriendo romper con cada mínima distancia, es como si el tiempo se ha detenido y solo somos nosotros dos, explorándonos, exigiendo más, dándonos todo, amándonos.

***

Por la mañana siguiente, el cuerpo de Aiden yace a un lado del mío en la cama, nuestros cuerpos cubiertos por las sábanas, no hay mucha distancia entre los dos, uno de los brazos de Aiden se aferra a mi cintura mientras su respiración choca en mi cuello, aún es lenta y pesada debido a que duerme, me giro en sus brazos para quedar frente a él y contemplar su rostro. Se ve relajado y para nada tenso mientras duerme plácida mente, recuerdo los sucesos del día anterior y una sonrisa se dibuja en mi boca, solo pienso en que es imposible apartarme de Aiden, hoy más que nunca sé que lo quiero dentro de mi vida sin importar qué.

Siempre he tenido en cuenta que a veces hay que arriesgarse, la vida es impredecible y a veces es bueno dejarse llevar por la curiosidad, tomar riesgos, pues no todos ellos resultan tan malos.

—Hm... ¿en qué piensas? —murmura su voz, un tanto somnolienta, una risita se me escapa al saber que me ha atrapado mirándole.

—Solo cosas.

—¿Solo cosas? —cuestiona enarcando una ceja, sus ojos aún continúan cerrados, está luchando con el sueño.

—Ajá.

Respondo y un gruñido sale de él, se las ingenia para estrechar su cuerpo contra el mío y hacernos rodar por la cama para él quedar sobre mí, un grito de sorpresa se me escapa, Aiden deposita un beso en mi frente y sus ojos se abren para encontrarse con los míos, tienen un lindo brillo por la mañana.

El Príncipe IdealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora