el comienzo de la revolución

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Al llegar a casa aguante toda la tarde los reproches de garen, no vi a mi tía después de caer la noche, tampoco es que tuviese ganas de verla, así que subí a mi habitación, no comí nada y tampoco tenía ganas, miré la ventana que conllevaba a la vista de la hermosa demacia, pero creo que se veía más hermosa en la noche, tranquila, rodeada por tenues faros y un cielo estrellado en el que una que otra nube tapaba la luna, de mi pecho escapaba de vez en cuando uno que otro suspiro, había sido un día agotador, pasaron las horas una tras otra y yo ni siquiera lo notaba pues seguía absorta en mis pensamientos y sopesando mis decisiones, viendo al futuro con duda, imaginando un sin fin de destinos sobre mi propia vida y la de él, y sin notarlo entre mis teorías e imaginativas realidades termine rendida en un sueño que duro poco tiempo.

Cuando amaneció y el sol se filtró por la ventana noté que había dormido menos de dos hora.
Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina sin mucho afán un pie se movía tras otro como arrastrando un cuerpo cansado y el ambiente agotador era decorado por un bostezo suave, pero entonces noté de nuevo que la mansión estaba tan fría y sola que se podría escuchar el sonido de una mosca si hubiera alguna, otra vez se me hizo extraño, estaba levantada más temprano de lo normal y no se escuchaba nada en absoluto no veía a nadie ni a Garen que suele asaltar el refrigerador en su costumbre matutina, ni a las personas que servían en la mansión, entendía que Garen no estuviera aquí, tal vez al igual que yo no quería que nos encontracemos, pero ¿Y el resto? El reloj sonaba con lentitud y yo seguía contemplando el silencio casi sepulcral en el que me encontraba, estaba cansada de él así que deje una manzana a medio comer que tenía en mis manos y subí a mi habitación a arreglarme, de todos modos no tenía mucha hambre y necesitaba cambiar de aires.

Cuando baje a la entrada para salir todo seguía inmaculado y en silencio y por alguna razón yo seguía llena de una ansiedad inexplicable al estar en medio de este vacío lugar, cuando empuje la puerta principal para salir, noté que estaba cerrada

-Lux: pero...¿Qué?...-

Volví a empujar la puerta con fuerza intentando abrirla pero esta no se movía, comence a golpear fuertemente la madera de la que estaba hecha pidiendo ayuda para hacerles saber a los guardias de la mansión que estaba encerrada, pronto escuché sus pasos detras de mi enorme obstáculo pero su contestación a mi petición fue algo inesperado.

-señorita Luxana, lo sentimos pero tenemos órdenes de no dejarla salir-

-Lux: ¿Cómo dice? ¿Quienes se creen que son? ¡Abran inmediatamente la puerta! Es una orden, abran.-

- lo sentimos señorita Luxana pero... Son órdenes de su tía Tiana y del joven Garen-

(Jaj debí suponerlo, ellos y su orgullo ante las peleas familiares, pues si creen que van a encerrarme como una niña se equivocan, se pueden ir olvidando de que me quedaré aquí de brazos cruzados)

Me aparte de la puerta bruscamente y con paso decidido y comencé a buscar alguna salida pero, todo, tanto puertas como ventanas estaba selladas, aún así yo era más fuerte que cualquier puerta o ventana así que con una pequeña gota de magia que controle en mi dedo índice rompí el candado de la ventana de la cocina, trepé sobre el mesón y salí cubierta con una capota, definitivamente no seguiría sus normas a menos que comenzarán a considerarme como un igual, lo cual era obvio que no hacían.

Camine por el pueblo y recorrí las calles que estaban abarrotadas de gente parecían tan contentos y ajenos a la realidad de la ciudad en la que vivían, ellos se mostraban felices y como no serlo al nacer sin poderes, pero los otros, los diferentes temíamos lo peor, seguí caminando apartando mis pensamientos de la magia había tenido suficiente por una noche, entonces en la plazoleta del pueblo pude ver varios guardias custodiando la zona que llevaba a la prisión y la zona de juicio, tal vez mi Tía Tiana creía que volvería a la prisión hoy y puso guardias a custodiar, me sente en un banco que estaba pegado a la pared cerca a los guardias, en cierto modo me hacía sentir que el camino hacia él no estaba tan lejos, entonces comenzaron a entablar una conversación muy animada.

TRES CAMINOS UNA LUZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora