Capítulo 2

31 13 16
                                    

-El desayuno está listo-Comentó Alfhild-Todos a despertar, el sol ha salido.

-¿Qué bicho te ha picado?-Preguntó Bryce mirando la sonrisa que cargaba la castaña al servir la comida en la mesa-Estás en una casa ajena, no haces el desayuno así como así, debes pedir permiso.

-Lo siento que me haya saltado la clase de modales-Dijo mientras sonaba la puerta-Yo abriré.

-No, Alfhild.

Pero ella ya había abierto la puerta y en ella se encontraba un chico alto de cabello rubio y ojos marrones, tenía el cabello despeinado, una remera blanca con rayas rojas de mangas cortas y unos jeans que estaban rotos a la altura de las rodillas.

-¿Quién eres tú?-Preguntó el muchacho.

-Malcom, ella es Alfhild, es amiga de mi hermana-Intervino Bryce.

-¿Es eso lo que huelo desayuno ya preparado?

-No.

-Sí, pasa Malcom, un gusto conocerte, hice el desayuno para varios-Dijo Alfhild emocionada.

La castaña desapareció de la cocina hacia la habitación de Adriana, le había llevado una pastilla, un vaso de agua y su desayuno ya listo, volvió para servirle el desayuno al rubio y a su amigo, Bryce no quería estar allí mientras la joven hablaba con Malcom hablando y conociéndose, el castaño pudo notar que Alfhild era muy buena socializando, ella le dio un mordisco a una manzana y tomó de a sorbos un té que se había preparado, por las sombras bajo sus ojos era obvio que no había dormido en toda la noche, ya estaba vestida con su ropa usual y estaba totalmente desmaquillada.

La chica estaba preparando su bolso para despedirse e ir a su casa pero Malcom la detenía a cada momento hablando constantemente, al rubio le gustaba conocer gente nueva y Bryce no podía entenderlo, ellos eran totalmente opuestos pero después de todo eran mejores amigos, Bryce pudo notar que ella quería irse, tenía el rostro preocupado, tal vez sus padres no la dejaban quedarse a dormir en la casa de los Caan y ahí fue cuando el castaño notó que Alfhild decía muchas mentiras constantemente, él odiaba las mentiras y no podía creer que ellas salieran de una joven tan bonita.

Alfhild se despidió de los chicos y tomó el subterráneo hacia su casa, en la cual sus padres la estaban esperando en el jardín, ambos estaban sentados en unas sillas reclinadas mientras tomaban limonada, las flores crecían por todas partes y la casa tenía un aire rústico.

-Llegas tarde, Alfhild-Dijo el padre de la chica que tenía el cabello pelirrojo y los ojos marrones verdosos, Alfhild heredó los ojos de él.

-Shelby se quedó hablando por horas del chico de la comunidad-Contestó Alfhild mintiendo una vez más con una sonrisa de lobo haciendo que sus dotes de actuación salieran a la luz, fingiendo que estaba interesada en este chico-Ya sé que soy joven pero es bueno interesarme por chicos de mi raza.

-Ya sabes lo que dice Chad, aléjate lo más que puedas de los humanos.

-Aunque a veces es difícil analizar sus emociones desde lejos-Sus padres se quedaron callados observándola-Solo digo que...sería más fácil entrar en conversaciones y ser una especie de terapeuta para el humano, sería mucho más fácil, nuestra raza se extinguirá si no hacemos algo con los humanos, no podemos vivir en constante odio con ellos y analizarlos a la vez, esta ambivalencia es peligrosa, nunca entendí por qué los analizamos si tenemos nuestras propias emociones, nuestros propios sueños, nunca se los he dicho pero quiero ser actriz.

-Ese pensamiento es muy humano-Intervino su madre de cabello largo y castaño y ojos celestes.

-Estuviste analizando tanto las emociones humanas que te has encariñado-Dijo el señor Eiríksdóttir.

Ella (Grises #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora