Capítulo 16

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Estaba en su escritorio leyendo una y otra vez el escrito que la Señora Wood había metido en su bolsillo pero no sabía por qué lo había hecho, las palabras eran confusas y metafóricas, su trabajo como Gris era el análisis, en ese momento estaba fallando dudando de su raza porque había menciones de colores: Gris, algo apagado, algo descolorido, sin emoción. Azul, tristeza, calma, todo lo contrario a lo que era su raza. Por más que buscaba un significado a esas palabras extrañas, no lograba encontrarlo, prefería estar haciendo cosas más divertidas que estar analizando un escrito, le echó un vistazo a su celular, estaba totalmente apagado y no encontraba su cargador por ninguna parte, se olvidó de ese asunto.

Alfhild decidió darse un descanso, se hizo atrás en su silla además observó a su alrededor recorriendo la habitación pensando si se sentía realmente cómoda poruqe miró hacia los mapas colgados en sus paredes, libros Grises en su librero pero la mayoría eran cuentos, leyendas, ella no creía en el folklore de su raza, pensaba que solo eran para niños, hojeaba uno de esos libros que le leían cuando era pequeña.
Nada interesante en esas viejas páginas amarillas, cuentos de guerreros y de criaturas mitológicas que observaba dibujos durmiéndose porque su posición con los puños apoyados en sus mejillas la incitaban al sueño, ella ya las conocía a todas, a partir de los catorce años le empezaron a enseñar la cultura Gris pero ella se veía más interesada por los libros humanos, sobre todo el último que retiró de la biblioteca.

La joven dejó el libro en su lugar y sacó de su mochila el diario de análisis, hace días que no escribía en sus páginas, la última parte del cuaderno, llena de dibujos, frases, la mayoría eran de poemas o de celebridades humanas. Sí, había frases de reyes Grises pero a ella nunca le llamó la atención.
Los humanos al tener sus emociones amplificadas pensaba que eran más interesantes y que cada uno era diferente de todos, nunca se encontraría con una copia de otro, no era el caso de Los Grises, ellos se parecían entre ellos debido a que eran apegados a sus raíces y frías expresiones pero siempre había uno que se salía del molde.

La castaña escondió muy bien su diario y fue a la cocina donde buscó comida en la heladera, era plena madrugada, sus padres dormían además ella tenía algo que hacer pero no recordaba ¿Debía ver a Adriana? ¿Debía devolver un libro de la biblioteca? Mientras comía su durazno que estaba fresco intentaba recordar pero nada iba a su mente, desde que el virus había atacado a la ciudad y le daba vueltas al durazno pensando qué podía ser, solo podía ver Grises pero todo el tiempo estuvo con Bryce. Era desobediente; al llegar al carozo de la fruta, no sabía si guardarlo o tirarlo a la basura, había algo de poesía en un simple carozo.
Podía sentir que ella era una fruta delicada por fuera que mostraba sus emociones pero ella en realidad, en lo profundo de su interior, era dura consigo misma.

Bryce estaba guardando unas latas de cerveza en su mochila, era tarde en la madrugada y se estaba preparando para salir de su casa, sus padres dormían, Achille había decidido darse un descanso y salir a su bar favorito, lo había invitado a su hermano menor pero Bryce ya tenía planes y Adriana había salido con Malcom, le pareció demasiado extraño pero la rubia se excusó diciendo que Alfhild no contestaba el teléfono.

Se preguntaba si ella contestaría el celular si él llamaba, mientras tenía el teléfono en la oreja, caminaba por las calles nocturnas de Charlesky, como se lo esperaba, Charlesky parecía una ciudad fantasma, era la madrugada y sus calles estaban vacías, Alfhild nunca contestó el teléfono, Bryce supuso que no lo tenía cerca y también pensó que se había olvidado de sus planes; ella no se había presentado en la casa del morocho.

Él solo esperaba que Alfhild estuviera en casa.

La castaña ya estaba en su pijama de verano, lista para dormir, esperaba poder hacerlo pero había algo que no la dejaba, el pensamiento de que debía hacer algo, se levantó de su cama y se volvió a vestir con ropa casual, fue al baño y se miró en el espejo, se mojó la cara como si fuera una solución mágica para recordar.
No pudo recordar, luego una chispa apareció en su mente al escuchar la puerta, ella miró por la ventana de su habitación.

Ella (Grises #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora