Capítulo 22

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 Dio vueltas en su cama, los pensamientos en su cerebro no paraban de aparecer porque estaba lidiando con el trauma y ahora tenía un problema nuevo, el tan conocido aislamiento Gris tratando de huir porque tenía miedo por las historias que escuchó...

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 Dio vueltas en su cama, los pensamientos en su cerebro no paraban de aparecer porque estaba lidiando con el trauma y ahora tenía un problema nuevo, el tan conocido aislamiento Gris tratando de huir porque tenía miedo por las historias que escuchó de otros de su misma raza, no era algo grave, solo era una especie de retiro para Grises para rehabilitar esas emociones apagadas por las que eran conocidos, ella siempre sintió todo con una intensidad que pensó que no encajaba en su familia o en su raza o en ese planeta, ella era muy sensible y profunda que ninguna de las cosas que se decían de los Grises la hacía sentirse identificada, los humanos la juzgaban por ser muy cerrada y los Grises la criticaban por ser demasiado.

 En ese momento estaba cuestionando su salida con Bryce, estaban sentados en el banco mirando las luces de la ciudad, la noche estaba cálida pero ella no sentía absolutamente nada.

 -¿Tienes frío?-Preguntó Bryce mirando a la castaña.

 -No-Contestó Alfhild de manera brusca-Lo siento, no sé qué es lo que me sucede.

 -Toma tu tiempo, pasaste por una situación que nadie debería pasar, es difícil procesar todos tus sentimientos a la vez, cuando estés lista para hablar, para llorar, yo puedo ser tu hombro.

 -A veces creo que Faye merecía estar contigo, yo no merezco nada-Después de estas palabras se hizo un gran silencio.

 -¿Quieres desayunar mañana?

 -Está bien.

 Nada de lo que tenía, un techo contando con una familia porque tenía una mesa donde comer, un cigarrillo en su mano, amigos endulzando su vida porque le daban amor y no merecía nada, ese fue su pensamiento después de los sucesos ocurridos, ninguno de sus sueños se los merecía, ser actriz muriendo por dentro porque ya ni siquiera quería ir a la universidad, prefería entregarse a su inevitable destino, casarse con Brett y tener hijos que serían concebidos sin amor tocando todo lo que amaba para destruirlo porque ya tenía la mirada del chico Gris como un recordatorio de sus actos, tendría una vida sin un rasgo de emoción además deseaba ser humana y sentir el mundo de una manera diferente pero eso tampoco se lo merecía, a veces veía la muerte como el último respiro que valía la pena, pensaba que si moría, tal vez su sufrimiento de entumecimiento se acabaría, dejaría de transformarse por las noches y dejaría los gritos de euforia pero las lágrimas se quedarían en el terrible presente.

 Bryce la llevó a casa, el muchacho se despidió dejándole un pequeño beso en la comisura de los labios, la joven entró encontrándose con su padre en la sala.

 -¿Dónde andabas tan tarde?-Preguntó su padre con una sonrisa-Es peligroso salir a estas horas, el virus sigue dando vueltas.

 -Solo nos quedamos sentados viendo las luces de la ciudad-Aclaró Alfhild-No nos acercamos a los humanos, mañana desayunaré con Bryce porque creo que me está gustando tener un poco de compañía.

 -¿Estás enamorada de Bryce?

 -No lo sé.

 La joven decidió llevar algo de comida a su habitación, se encerró en ella dejando la luz de su mesa de noche encendida, ella estaba intentando cada día comer para ver si su estómago lo aceptaba o lo rechazaba, si podía sentirle el sabor a las galletas o si su lengua seguía sintiendo todo de una manera insípida, estaba recuperando el gusto y el hambre lentamente pero no era tan sensorial como antes lo era, los dolores de su espalda seguían allí, estaba agotada, sentía como si un camión le hubiera pasado por encima, esa noche definitivamente no quería volver a salir pero su espalda ardía pidiéndole a gritos que escapara por la ventana como hacía todas las noches.

Ella (Grises #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora