Ella (Grises #1)

Epílogo

 Bienvenidos una vez más a la novela Ella, este es el final oficial de esta historia pero no se preocupen que vienen muchas más cosas que tengo preparadas desde los inicios de esta idea, este no es el final de todo este universo así que espero que les guste este viaje que hicieron conmigo porque se viene mucho más, preparen las armas para buscarme en mi casa porque sí, he recibido muchas amenazas de muerte (en broma obviamente) no solo de mi mejor amiga sino de otros lectores, así que les dejo besos y disfruten el final...

***

 El morocho se encontraba en una fiesta universitaria, en el departamento de un desconocido, él solo se estaba sirviendo una bebida mientras buscaba a la persona indicada, los meses habían pasado y muchas cosas habían sucedido, estaba alegre por su mejor amigo que había salido del armario con su familia la cual no estaba muy de acuerdo con su hijo diciendo que solo era una fase pero él finalmente podía ser él mismo y disfrutar de la relación estable queriendo que siguiera así porque era saludable lo que estaba teniendo con Jean; Achille, el mayor de la familia Caan se había resignado con la muchacha, alejándose completamente de ella y rompiendo una bonita amistad que sabía que no iba a ser eterna, muchos días con depresión y su cabello estaba creciendo, por suerte estaba conociendo una bella joven de piel morena y ojos color barro; Adriana, la menor de los Caan, se hacía más cercana al morocho porque ese muchacho de ojos verdes que tocaba la guitarra e intentaba acercarse cada vez más a la rubia estaba enamorado de ella. Con Faye estaba formando una amistad mientras él intentaba buscar a alguien que los pudiera ayudar, ya que durante el ritual de Grises Exiliados perdió todo tipo de suerte porque la pelirroja sufrió un intercambio de esencia transformándose en una Gris, ya no era la misma chica impulsiva y decidida de antes, sus emociones apagadas y sus terrores nocturnos cada vez más profundos, en cuánto a Alfhild se estaba comportando de una manera extraña porque parecía haberse olvidado hasta de ella misma, tuvieron una terrible discusión además de una pelea; pero lo más curioso es que para ella Bryce no era más que un conocido, un rostro que jamás ha besado. Por las cosas que se enteró por parte de su hermana menor, la relación entre ellas había vuelto a estar tensa otra vez, Alfhild trataba a la rubia como si solamente fuera su compañera de piso y no la chica a la que le contó todos sus secretos; también se había hecho más cercana a un joven rubio que se conocían desde la secundaria en Noruega, lo cuál intrigaba demasiado al joven Caan; trataba de averiguar cosas de la Comunidad Gris para hacer una regresión y ayudar a Faye a volver a ser humana pero no había hecho muchos avances. Mientras le daba un sorbo a su vaso, Malcom y Jean se besaban con mucho cariño en el balcón; jamás pensó que se encontraría con su hermano mayor en una fiesta.

 -¿Decidiste dejar los libros para disfrutar tu vida?-Preguntó Bryce tomando de su bebida-Es bueno que hayas salido de tu cueva.

 -Me duele que digas eso, yo sé divertirme-Dijo Achille sacando el celular del bolsillo de su campera de cuero para ver la hora.

 -Me la creería si no estuvieras viendo la hora cada cinco minutos, baila un poco porque te hará bien.

 -No me gusta que me digan qué hacer.

 Bryce levantó la vista cuando su amigo el rubio volvía del balcón junto a Jean que lo sostenía de la mano, ambos olían a alcohol y a cigarrillo.

 -¿Te dejamos solo por mucho tiempo?-Preguntó Malcom con una sonrisa miedosa.

 -No tenían que interrumpir su sesión de besos por mi soledad-Dijo Bryce mirando al chico que soltó una risa-Además estaba hablando con mi hermano, creo que me quedaré un rato más hasta que me aburra de este whisky o no sé hasta que me vaya con cualquier chica, no me molestaría un poco de compañía femenina esta noche.

 -Jean y yo ya nos íbamos.

 -Usen preservativo.

 El morocho vio a sus amigos perderse entre la multitud con risas invadiendo sus gargantas, buscaban sus abrigos entre todos los que estaban guardados en el ropero del vestíbulo.