-Sería más fácil estar más cerca de los humanos y que nosotros experimentemos sus emociones-Estableció Alfhild, estaba sentada en un banco de la iglesia mientras que Brett, el posible líder de Los Grises de Charlesky estaba sentado frente a ella en el suelo con un libro en sus manos-¿Cómo piensas analizar algo si no aprendes de ellos?
-Una vez que te acercas, descubres lo maravillosos que son-Informó Brett.
-¿Qué hay con eso? Son maravillosos y es lo mejor que pudo pasarle a este planeta, está bien, pueden ser egoístas a veces pero después de todo, son maravillosos y debemos ayudarlos a ser mejor cada día.
-Te equivocas, ellos deben darse cuenta que tienen que mejorar, no nacimos para salvar a los humanos.
La castaña estaba enojada, no quería seguir hablando con Brett, así que agarró la pila de libros que había a su lado y la llevó al salón de lectura que estaba en la parte de atrás de la iglesia, la chica se despidió de Brett y salió de la parroquia buscando sus cigarrillos, no tenía permitido fumar porque la adicción era un sentimiento humano, no, no era un sentimiento, era una enfermedad y ella la estaba experimentando a pesar de que no era de la raza de los humanos, ella era única en su clase; caminó hacia la parada de transporte público más cercana.
La joven se subió al transporte una vez que llegó, pero primero tiró su cigarrillo que lo había dejado a la mitad, se echó perfume una vez que pagó, sacó de su bolso un cuaderno y un lápiz, su cuaderno estaba lleno de dibujos de personas que veía en las calles, de flores, ella siempre estaba practicando todo el tiempo, mientras veía por la ventana se puso a garabatear, bajó la vista encontrándose con que había escrito una "D", nada más que eso, mientras veía por la ventana recordó una voz que la llamaba con desesperación.
Cuando bajó en la única parada del barrio donde vivía su hermana, vio por el rabillo de su ojo a unas personas muy conocidas esos últimos días, no pensaba encontrárselas allí.
-¿Malcom? ¿Faye?-Preguntó Alfhild mirando a los jóvenes que estaban comiendo nueces de una pequeña bolsa.
-Alfhild, qué gusto verte-Dijo Faye alegre-Vivo por aquí cerca.
-Mi hermana vive cerca del puente Deanest, no sabía que eras del barrio.
-Yo solo espero un colectivo-Estableció Malcom.
-Debo ir a la casa de mi hermana, suerte en tu viaje, Malcom ¿Han visto a Bryce? Esta mañana no ha contestado mis mensajes y a veces me preocupo por él; oh, lo siento, creo que mejor debería preguntarle a Adriana.
-Él está bien, solo que a veces se da un descanso del celular.
-Me quedo más tranquila.
-No sabía que hablabas con Bryce-Dijo Faye chasqueando la lengua.
Alfhild se puso nerviosa y trató de irse pero la pelirroja le ofreció nueces a la chica y ella se sentó a comerlas, estaba entre el medio de Faye y Malcom, el muchacho le daba seguridad pero a la vez estaba incómoda con la presencia de la novia de Bryce, para colmo, no sabía que la chica pertenecía al barrio de su hermana, nunca la había visto por esa zona pero además el barrio donde vivían era demasiado grande y ella hacía bastante tiempo que no iba por esa zona, una vez que visualizó el transporte, saludó a Malcom, la chica quiso irse pero Faye decidió ofrecerle acompañarla.
No hablaron en todo el camino hasta que llegaron a la casa de Shelby.
-Eres una niña dulce, Alfhild, pero ten cuidado si piensas que te acercarás a Bryce, él es mi novio y además eres solo eso, una niña dulce-Dijo Faye marchándose enojada cuando vio que una chica con el cabello corto con un corte como hongo con las mismas facciones que Alfhild salió de la casa.
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Ella (Grises #1)
Teen FictionElla es Alfhild Eiriksdottir, una joven de diecisiete años de una raza desconocida que busca experimentar las emociones mundanas a través de la rebeldía adolescente, desobedeciendo a sus padres de una manera preocupante, abriendo los ojos de varias...