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El deber de una amiga

Conmocionada, esa era la palabra perfecta para describir su estado actual, había estado así desde lo ocurrido en el auditorio de la UA, cuando, en lugar de presenciar el reporte de gastos anuales de la escuela, en sus ojos vio reflejada la declara...

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Conmocionada, esa era la palabra perfecta para describir su estado actual, había estado así desde lo ocurrido en el auditorio de la UA, cuando, en lugar de presenciar el reporte de gastos anuales de la escuela, en sus ojos vio reflejada la declaración de un Deku de no más de diez años acerca del abuso sexual sufrido por su padre. Solo recordar aquella imagen mental le revolvía las entrañas, no solo eso, dentro de ella nacía un sentimiento que reconocía a la perfección, ese mismo sentimiento que experimento cuando sus padres entraron en bancarrota y ella solo era una pequeña niña que no podía hacer nada, algo que le provocaba un nudo en el estomago, un dolor cansino en la garganta y una constante presión en el pecho, sí, aquello era impotencia, impotencia en su más pura expresión.

Porque mientras ella suspiraba tontamente por Deku, él estaba intentando con todas sus fuerzas luchar contra las secuelas del abuso, mientras ella sonreía con sinceridad, como si la vida fuera la cosa más fácil del mundo, el pequeño pecoso intentaba cada día autoconvencerse de que valía la pena seguir viviendo, porque mientras a ella la agobiaban nimiedades a Deku lo estaban comiendo por dentro sus problemas y aún así salía al mundo con esa sonrisa que iluminaba todo a su paso, como si nada pasara detrás de ella. No podía evitar recordar una y otra vez aquel momento compartido con Izuku en el salón, cuando le dijo descaradamente que le permitiera ser su heroína, heroína una mierda, no había podido protegerlo ni de si mismo, mucho menos del podrido mundo, ¿en qué puto momento habría podido ser su heroína? 

Y quizá fue la culpa por sus irresponsables palabras, además de la incipiente preocupación que bullía fieramente en su interior, la razón por la que aquel día había decidido pasar de las clases y esperar pacientemente por Deku, quien, desde lo acontecido la última vez que lo vio, no había salido de su habitación con el permiso de los profesores, pues ante todo lo sucedido le habían otorgado una licencia indefinida para que se recuperara, si es que alguna vez lo hacía; ante tal panorama se había armado del valor suficiente para faltar a clases y encararlo, pues intuía que el pecoso debía salir a comer durante las horas clase, cuando los dormitorios estaban completamente desiertos.

Se sentía nerviosa, como si estuviera a punto de confesar sus sentimientos, pues su corazón latía desenfrenadamente y las manos parecían sudarle, ¿qué se supone que le diría? ¿tendría que actuar igual que siempre? ¿cómo era que actuaba con Deku antes de todo esto? 

Tenía que admitirlo, todo se había complicado en su cabeza desde ese día, cuando en medio del caos en el auditorio solo pudo buscar incesantemente con la mirada a Deku y encontrarlo hecho un ovillo, con las manos en la cabeza como si esa fuera su única protección, temblando de pies a cabeza, parecía asustado del mundo, como si esperara el primer golpe de este; y no pudo ni pensarlo un segundo cuando ya se había acercado hasta él con la intención de consolarlo, quizá hasta de acunarlo en sus brazos, pero recibió un manotazo por su parte, Deku estaba asustado hasta de ella, ella había sido el primer golpe que temeroso había estado esperando, y eso le rompió el corazón.

Happy pills [Dekubowl] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora